Yasunari Kawabata
“Desde la galería del estudio
sólo se veía el jardín interior del templo, la residencia principal interrumpía
la vista. Era un jardín oblongo, no muy artístico, pero la luna bañaba la mitad
de su superficie, de modo que hasta las piedras exhibían colores variados por
efectos de las luces y sombras. Una azalea blanca parecía flotar en la
oscuridad. El arce rojo que se levantaba cerca de la galería aún tenía hojas
tiernas, pero la noche los oscurecía. En la primavera, la gente solía tomar por
pimpollos las yemas rojo-brillante de aquel árbol y preguntaban de qué flor se
trataban”.
“Lo bello y lo triste”
Yasunari
Kawabata
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