Parker y la brújula
Para el bueno de Parker amar
era álgebra explicada es suajili, animales doloridos alrededor del fresno, un
reloj aséptico de emociones a granel, el paraíso perdido en una ciudad jardín, la luna como una traición. Entre las zarzas del
desconcierto emergía un demonio poderoso que siempre vencía al prudente ángel
de consejos pálidos, briznas del recuerdo de cuerpos en habitaciones oscuras,
siempre lejos, es decir, Parker no sabía por dónde le daba el aire.
En Roma, no es por presumir, se
compró una brújula, 43, 5º€
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