Pasividad
Lisette Model
Encerrarse
en casa como exilio, un intento inútil de atrancar la puerta del tiempo para
que no sumen los días, correr en una dirección equivocada con vientos y
nubes y dolor en los huesos (sobre todo en las rodillas).
Pasividad
en la tentación.
Febrero
se corta el pelo para salir bien en la fotografía de fin de mes, se maquilla
para esconder los bostezos y las ausencias, se turba ante el cercano
enfrentamiento, la implacable vuelta a lo que será, mirar cara a cara a lo que
no tiene nombre.
El
abismo de lo conocido.
Seguir
ahí, lejos de tanto, es una forma de reconocer la derrota, el miedo a la
llamada que de todas formas deberá realizar, el cansancio de una situación que
se dilata y se ahoga en su propia contradicción.
La
memoria, la emoción, la imaginación, es decir… nada.
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