Rafael Soler
Mujer con un panal al fondo
Cada abeja en su bondad extrema
escribe con el canto un apego a sus alas
para alzarse y comprender la dimensión del aire
como hace el náufrago al engullir voluntarioso
el agua que separa sus bronquios de las algas
toda abeja madruga si es el caso
listas para el hambre las antenas
palpitante el élitro converso
atenta siempre a su labor cosechadora
su frágil equilibrio ponderado
su lugar en ese pánfilo azul
que llaman horizonte y somos todos
pero esta mujer sobresaliente
atento el rímel a disfrazar su angustia
que dice ser hogaza partitura postre cereal
argumento de un duelo con pistolas
esta mujer que tuvo lo que tiene
la matemática
la joven del violín
apuradora de versos con ginebra
imprevisible entonces al son de una bachata
pasea por su rostro el dedo anular del desamparo
evoca desprovista
la imposible ternura del pezón en retirada
los aledaños benignos de un vientre devorador y astuto
la brújula que sus pasos empuñaban para evitar el norte
y ahora tirita en su final
en busca del enjambre que unos llaman vida
y los desesperados portal de la misericordia
porque
todo dedo admonitorio
todo escrutinio supuestamente inofensivo
toda invectiva amenaza pústula
sacramental divorcio
cualquier afirmación solemne
exclusión en apariencia maliciosa
augurio semblanza devastación urgente
caben en un cucurucho blanco
toda flagelación en su disculpa
toda muerte en su envés
toda paz en su derrota
y todo abrazo pendiente en la palabra nunca.
• Rafael Soler
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