Resignación y otras virtudes
La poesía es como una piñata suspendida en un
árbol luminoso. Debes cerrar los ojos para intentar romperla o tener mirada de
niño y adivinar que lleva dentro. La prosa poética es otra cosa, es más fácil
de entender. Hay que tener afición porque no sé si hay que entender algo o
disfrutar o pasar a otra cosa. Mejor pasar a alejarse de los enfadados con el
mundo, los que se aburren, los tristes, hace unos años todo era más divertido,
es más divertido tener menos años, recuerdo cuando tenía menos años.
La verdad es que he venido a hablar de mi
blog, voy a convertirlo en un local de copas pero sin copas, en un gimnasio, en
un club de filatelia. Cada uno hace su blog como quiere y para lo que quiere,
el mío está hecho para mí, si alguien viene, perfecto, si no viene nadie ahí
estamos mi ombligo y yo, para leernos, para aprender, para mejorar, para
compartir. Los que no vienen no saben lo que se pierden. Tengo un blog porque me
gustan las personas, no todas, en realidad pocas, miento, no me gusta casi
ninguna.
Esta es otra vuelta de tuerca a la muerte del
glup 2.0 . Desde hace años se van “lectores” a montones, buscar nuevas fórmulas
no sirve de nada. ¿Voy a dejar de publicar cada día? No ¿Me aburro? No. El blog
es mío, gratuito, libre, mi primer respeto es para mi trabajo, después que esta vaina se convierta en un
trampolín, en un escalón, en un previo, en un camino, pues qué sé yo, hago todo
esto con honestidad para conmigo mismo (resígnate, Pedro, majo). El tiempo pasa
y hay que saber adaptarse a los nuevos tiempos. ¿Qué cojones son los nuevos
tiempos? Dentro de nada todo esto será un absurdo tiempo perdido, demasiado
tiempo, pero lo bien que lo he pasado mientras tanto ¿qué? Un puto blog, este,
el mío.
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