La crítica del oráculo
Toda tragedia es una meditación
pública sobre el hombre, o si se quiere una meditación política, pero en un sentido radical y
etimológico de esta palabra: examen de las condiciones mismas de la civilidad
humana. En sus formas más rotundas ese examen se profundiza hasta examinar la
civilidad humana contra un horizonte de animalidad y bajo una iluminación
“divina” (es decir, una iluminación que intenta proyectar en un infinito
virtual las leyes de la producción humana del sentido como condiciones
inmanentes y generatrices de ese sentido). En otras y menos ambiciosas
palabras, el tema de la tragedia son las relaciones y los límites entre
salvajería, barbarie y ley. Tal vez la fórmula más breve y general sería decir que
toda tragedia es una meditación sobre la legitimitad de la ley.
Tomás Segovia, “La vida
es sueño o la crítica del oráculo” 1
Empieza el día, sube al caballo y levanta la espada señalando al frente, una
tropa desarrapada le acompaña, le sigue, gritan y agitan sus armas, rugen las
compañías de bárbaros, los rubios guerreros del norte, los taimados
exploradores de la estepa, lloran las plañideras, golpean sus cacerolas los
hambrientos esperando el botín, no saben que no, que no hay batalla, que él no
es un enemigo aunque a veces se siente en el quicio de la puerta con cara
enfadada, aunque a veces les tome de las solapas y les pida estrellas, visitas
más frecuentes, unicornios.
Salta por el cielo tratando de
capturar planetas, se pierde en sus estelas y ya no espera bajo la lluvia, bajo
los árboles, no hace falta que diga nada, su ausencia dice que lo quiere todo,
que no sabe lo que quiere, que quiere saber, que hoy, que mañana, que sí, que
no, que la imaginación ¿qué?, nadie sabe lo que quiere. Y, realmente, ¿a quién
le importa?, este post es ya la prehistoria.
0 comments :
Publicar un comentario