Y el miedo enorme de vivir lejos de ti
....Me acobardó la
soledad y el miedo enorme de vivir lejos de ti....
Quiero
escribir (te) y las frases se atoran, se me encallan en una tarde triste de
obviedad y renacuajos. Y no.
Quiero
decir (te), ignoro el blog y Sileno está dormido a lomos de un asno.
Me
he asomado a Rayuela - y van...-. Es como abrir un arcón de tesoros
"Hablar de despertarse cuando por fin se está tan bien así dormido" y
leo y me maravillo y "caminar por la noches de nuestra vida con la
obediencia de la sangre en su circuito ciego" y, ¿ya no más desconfianza?,
¿no más miradas airadas?, ¿no más labios fruncidos?
Algún
día, alguien nos verá abrazados frente a una playa de Almería, bajo un farol de
la plaza Real, sobre el puente de Triana. O verá nuestra mirada cómplice, la
sonrisa, la alegre y plácida charla entre el bullicio de un Madrid festivo.
Yo
qué sé.
Quizás
ese, y no otro, es el miedo.
Miedo
a quebrar la confiada pregunta cuando regreso a las once. ¿Hace frío?
Pero
si sabemos nadar en las tormentas, buscar el lado donde el sol se refleja y
deslumbra, si sabemos buscarnos y encontrarnos en la luminosa estancia de
vivirnos, los días estarán llenos de milagros, de fuentes, de miel en tus oídos
y en los míos, de palabras como cuerdas transparentes y en la tertulia me
habrán olvidado y no puedo sino escribirte, una y otra vez y enviarte frases
como barcas entre las olas y llamadas a media mañana y añoro las alfombras y
Mozart y "voy a besarte" abrió un mundo donde tú y yo tiritamos,
estremecidos, enternecidos, agradecidos de ser uno y disfrutarlo, aunque tenga
que romper mis teorías, mis viejas historias que tanto te molestan, mis citas a
nombres perdidos, mi vana palabrería, mis contradicciones y esas sensaciones
que te dejan mis números de teléfono , ahora que lo dices, es gracioso, eres
trágica, eres tremendamente trágica, lo peor es que también eso me gusta de ti,
y corro en la mañana para buscarte bajo la lluvia y sé que voy a encontrarte y
acariciarte la frente y tus labios obstinados y ¿cuándo nos veremos?
Es
atroz ese momento en que nos encontramos, solos, libres, nos abrazamos como
quien se tira al agua, como quien encuentra a un pariente que vuelve de
Argentina treinta años después, como quien tiene hambre o sed o furia de
nuestros cuerpos abrazados, cálidos, tiernos, reconociéndose, gustándose,
recorriendo cada esquina, cada pliegue, cada húmedo estremecimiento de
tenernos.
Algo
ocurre y nos tocó, no fue un ángel, por la huelga, las hadas se murieron,
quizás solo fue el azar agazapado y la ventura qué, justo entonces, atravesamos
esa calle, esa vereda donde viven los locos.
2 comments :
Buenas noches Pedro. Gracias por tus letras.
Buenos días, Encarna C, muchas gracias por tu fidelidad lectora. Un beso.
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