Violet Hike by Andrea D'Aquino

viernes, 28 de febrero de 2025

La soledad.

 

Michael Mcilvaney.

La soledad. Que no hay cursillos para aprender ni a sobrellevarla ni a disfrutarla. Está uno a lo suyo, es decir caminando paso a paso, cuando de pronto, sin comerlo ni beberlo, ahí plantada, la Soledad. En general  no estamos preparados por lo que te digo del caminar sin mirar mucho a los lados para aprender de los otros, por eso los días pasan como si nada, sin darse importancia, implacables, indiferentes a edades y expectativas, monótonos o plenos de urgencias, de obligaciones, de trabajo o de ocio, de tener que, de no hay más remedio, de bostezos o de nervios, de soledad, de gritos, de apreturas, de escasez, de horas que se escapan por el desagüe a ninguna parte. Todo eso está muy bien pero, ya te digo, de pronto la Soledad (creo que no hace falta que lo explique tú sabes de qué hablo) y todo se va al garete. Ahí empieza un lento proceso de reconstrucción o de desmoronamiento. Escoge.

jueves, 27 de febrero de 2025

O así.


Michael Mcilvaney.


Dibujando de memoria, aún busco con ahínco las sábanas amarillas que envolvieron un cuerpo rubio, las caderas como abismos, los suspiros niebla que cegaron el regreso, carreteras muertas, regreso por montes de espinos, chocolate y mantecadas de Astorga para el sueño, el sabor de sus labios disolviéndose como un caramelo de menta para el demente en el que me convertí, no hago otra cosa que pensar en ti, Serrat cantando lo que no puedo contar, lástima de censura, aquellos ojos verdes, señor, que no sé mirar para otro lado, que siempre es este, el lado, caminando por el lado brillante de la calle, que no hay calles en estas arenas de no sé si playa o desierto. O así.  

miércoles, 26 de febrero de 2025

Regreso

Noelia Towers  Cats Cradle (2021)

El regreso. Ríen los pájaros sobre tu playa. Has vuelto, del sol, del Sur. Miras tu casa, das vueltas por tu casa, te miras, das vueltas dentro de ti, te piensas. Has vuelto. Dos mil kilómetros. Otros paisajes. Llevas en la muñeca una pulsera de hojas verdes, de flores blancas que crecen en las dunas de la isla.  Cierras los ojos y ves carreteras, pequeñas casas en el monte, nubes blancas, inmensos campos vacíos. Abres los oídos y aún recuerdas el acento con eses, el gracejo de los camareros, el murmullo del viento sobre la espuma de la orilla. Tocas con los dedos el cristal de una ventana, detrás está otro mundo. El siguiente minuto está hecho de latidos, de espacios por los que flota la que fue, la que volvió, la que es ahora, tú. La niebla de la mañana difumina el sol, quizás llueva. Te paseas por pensamientos como escaleras, tienes muchos cuartos cerrados, temes abrir algunas puertas, temes lo que puedes encontrar dentro de ti, de lo que te queda por conocer, por hacer, por disfrutar. Sueñas y niegas que sueñas, tocas una columna de seda y relámpagos y sabes que te dan miedo las tormentas, estás en la proa de tu barco y a la vez manejas el timón, el viento te despeina pero señalas el camino entre tu pelo que baila. Ahora has vuelto. Del sol. Del Sur. Has vuelto y alguien te recibe con palabras doradas, con cariño, con señales de fuego desde las ermitas en las cumbres. Caminas y a tu lado van tigres y toros, corderos, palomas, en las nubes se abren pasadizos que te invitan a entrar, entras, ni tú misma sabías que eras tan valiente, entras, bajas, subes por escaleras húmedas, vas, vienes por pasadizos que te inquietan, escuchas susurros entre los azulejos, voces que te llaman, miras y ves más nubes, miras y te ves en un espejo, esa eres, tú, has vuelto, alegre, has disfrutado de ese viaje, aquí sí llueve. Hola, bienvenida a casa.

martes, 25 de febrero de 2025

La vida breve



Movistar se ha propuesto dar trabajo al mundo de la cinematografía con series y más series. Bienvenido sea, unas serán mejores, otras peores, unas gustarán, otras no, pero el intento ayuda a esa industria.  

La vida breve me ha gustado a medias. Tiene buenas interpretaciones, Javier Gutiérrez (empeñado en ser José Luis López Vázquez), Leonor Watling, Pepe Viyuela (algo más contenido) y el resto de actores. Magnífico vestuario y ambientación. Buena música. Dirección acertada. Y el guion…no es una comedia ni es drama, es una presunta revisión histórica, bastante fiel (según Nieves Concostrina) pero con un añadido de actualización en la forma de hablar y en cierto revisionismo que más que ayudar le da un toque chungo, lo rebaja. Lo que queda claro es que de aquellos Borbones vienen estos lodos y así años y años. En fin, para pasar el rato, una serie digna. 






lunes, 24 de febrero de 2025

Consolado

𝙷𝚊𝚛𝚘𝚕𝚍  𝙵𝚎𝚒𝚗𝚜𝚝𝚎𝚒𝚗


Consolado quedo de alondras y ausencias, lo he dicho varias veces, al formulario ZZ/209 le corresponde el AB/133, por ejemplo, pero a  J27WWg ¿Qué le digo?, qué se puede decir a quién sabe seguir el cauce de los ríos incluso en los desiertos, a quién palmea en la sombra y le llegan pájaros de luz, gorriones ultravioletas, avestruces buscando con su pico de piedra las golosinas del atardecer, que no quiero jugar al tenis, que me da igual que la pelota se quede en un campo o en otro, que me da de lado  que haya o no pelota, rayas en el suelo, ojo de halcón o espectadores con el cuello dislocado, que una vez que pasas la puerta con el número ese que se puede leer igual al derecho que al revés… creo que me he quedado en eso, en el revés, ¿ves?, sé que es un tema de educación, de mala educación, pero así, en frío, a veces me cuesta comprender –un momento que me están barriendo la celda- ………..ya, decía que sí, que santifiquemos los días con holganza, viajemos, los del norte al Sur, los del este al oeste y los del centro donde quieran que para eso están en el centro, yo nunca he sabido estar en el centro, de todas, todas, me voy para la izquierda, debe ser una tendencia de la pobreza, cuando sea rico quizás me vaya para otro lado, de momento aquí, -paro. llegan los rezos de las seis-…ya, ora pro nobis.

Hasta mañana.

domingo, 23 de febrero de 2025

Heridas.

Paul Fenniak, Late Visitors, 2017


Puedo decir (aunque mienta) que esto de hoy, esto, está dedicado a los viajeros de sí mismos, a los que transitan por esas interminables distancias interiores, esos que nunca llegan a su propio destino, los que siempre están detenidos en andenes intermedios entre la salida y la nada, entre ser o haber sido, entre recuerdos y el tiempo escapándose de las manos que acunan el vacío, dedos que señalan la inmensidad, lo que siempre está más allá, inalcanzable, el miedo a que todo termine antes de llegar, antes de ser, antes del orgasmo o el viento, antes de conocer el verdadero rostro del alma, de la belleza, de romper los espejos, de refugiarse en ruinas, en palacios vacíos, en carros de gitanos volcados en carreteras con barro y perros ladrando en los caseríos, gatos junto al fuego, ancianas que nos miran con zarcillos en las orejas, con una maldición en la lengua, con un gesto de cruces e intermitencias, lejos de lo conocido, lejos de la historia, de lo que antes, del sí, de haber salido de México y llegar a Brasil, de un pueblo perdido en la meseta castellana, rumor de polvo, zorzales colgados de los alambres, vencejos acariciando los arroyos, un hombre de uniforme revisa las entradas, un hombre ciego ve el futuro, una mujer lleva en su seno la promesa del cambio, de lo que tú no has podido ser, de los inventos, de higrómetros y cachivaches, de banderas sumergidas en una corriente de tiempo y viento que nos abandona justo allí donde confluyen las líneas que delimitan la impotencia y subir y bajar a vagones huecos, ventanas cerradas, calefacción para el invierno y carbón desgranándose por vías y vías, hierro y madera, minutos triturados, la muerte agazapada en los túneles que nos atemorizan, nunca entramos a los túneles, saltamos en marcha de los trenes, nos golpeamos con rocas y peñascos, con carteles que dicen “menos uno, menos dos, menos tres...”, nos engañamos, nunca llegaremos,  más o menos, no importa ya ahora que Souad Massi canta en una lengua que no conozco pero que siento creciendo en una memoria antigua, ahora que sobre la cama están extendidas mis pobres pertenencias, lo elemental para salir a caminar, a conocer (me), a intentar saber que más allá de la piel, del ombligo, hay otros, iguales, algunos mudos, algunos expresándose con gestos, con silencios, iguales dije, no, superiores, con la mirada limpia, sin subterfugios, sin capotes rojos para citar al toro del miedo, al furioso animal que nos hacer hablar en este zoco absurdo sin compradores, con apenas doce nombres escogidos, arriba y abajo en la espera del este casi final de febrero con intercambio de rehenes, ríos desbordados, invierno con espías rusos, o chinos, tantas cosas ocurriendo en el mundo, la mayoría pasan tan lejos que parece que no pasan, pero pasan, la diaria ración de muertos –seres como usted, como yo-, el sufrimiento, la doble soledad de la incomprensión, el absurdo dolor que nadie detiene, palabras, juntamos palabras, estas ventanas de internet nos permiten decir (¿nos?) cosas que antes nos callábamos, comentábamos a los íntimos ¿aún quedan íntimos?, la vida sigue,  no queremos morirnos, es igual nuestra edad, nos aferramos a la vida a pesar del dolor, de momento les pasa a otros, una vez estuve allí, yo era el visitado, me miraban los familiares con gesto incrédulo –pues no parecía...- me miraba a mí mismo con resignación, con miedo, esa es otra historia ¿aprendí?, ¿he aprendido algo?, ¿qué hacemos aquí usted y yo? intercambiando fragmentados discursos llenos de buenas intenciones y vacío, palabras, metonimia, hablar, sin conocernos, sin saber, aquí está mi mano, beso la suya, cada uno de sus dedos…

 

 Lo dije aquí, escribir no es vivir. Vivir es salir ahora a la calle y estar con los otros.

O no, yo qué sé…

 



Mientras tanto mañana también dejaremos aquí apenas unos gramos de esperanza, de palabras engarzadas, de susurros enmascarados, de mentiras disfrazadas. Etc… (Que pesado es este tío que deja aquí estas chapas)=

sábado, 22 de febrero de 2025

Javier Vicedo Alós

 

...hay una última palabra

algo que nos diremos y será lo último

hubo también la primera palabra

ahora sería imposible recordarla

tal vez la poesía

se asemeja a esa pesquisa

la indagación de la última y la primera palabra

en nuestra relación con el mundo

quizás por eso los textos y las personas

llegan a confundirse en algún

punto.

~~Javier Vicedo Alós

~~ "Dans tes brumes" Katrien de Blauwer.

Cangrejos

 


Lo de beber, las consecuencias. Día diez (creo) y esto no hay quien lo remedie. Desde la cama, medio dormido, contando las horas, las nubes, los kilómetros hasta la sed, recitando los números rojos. Eso. Que escucho unos ruidos insólitos, el roce inquietante de algo que no conozco. Abro la puerta de la habitación y la casa se ha llenado de cangrejos de urgencia, del miedo, del ya verás lo que te espera como sigas así. Me despierto, claro, lógico, cómo seguir dormido con este peligro, que no es broma, cientos de bichos ras, ras, ras, tratando de llegar hasta mi cama, de trepar por las sábanas, no sé yo si intentando pinzarme el alma o el poco estímulo que me queda para seguir aquí, mirando al cielo por si sale el sol y me permite el último trago, ginebra mientras me repongo de los placeres del silencio, de la soledad. No me engaño, se van los bichos esos y estoy vivo, tengo que aprender a disfrutar cada hora, luego de otra, todo se va por esta rendija que es la vida. Agur.

viernes, 21 de febrero de 2025

Lo del cuadro de Coubert

 

The devouring mouth of Hell, circa 1150

Se dice que los poetas dicen cosas bellas, no sé si las viven, sé que algunos las sienten, de mayor quiero ser poeta, cuando no pueda vivir y solo imagine, ahora prefiero esconderme con ella, con Ella, bajo la parra y buscar si el origen del mundo comienza en el cuadro de Courbet o en las rimas de Neruda porqué, sí, puedo escribir los versos más no sé qué, cacofonía,  pero bastante tengo con dejar la ración de cada día, robándome sueño y besos, hoy será un día magnífico y depende solo de ti y de mí, aunque siempre vendrá alguien a estropealo, hoy quisiera estar preciso, concreto, pero me sulfuro, leo/veo noticias (Trump/Musk) y me sube la presión, con el corazón no se puede jugar (se me frustran los sten), hale, mañana más, feliz jueves. Besos a todos/as, muchos.    

jueves, 20 de febrero de 2025

Lo sé.

Ruins of the Serbian royal palace, Belgrade, 1941


, sí, tú, si crees que fuera de tu ombligo, esto (*) le importa a alguien tienes un problema. Parece mentira que a estas alturas sigas creyéndote todo.

No se trata de volverse un cínico, un descreído, un outsider, un pasota, no, hombre, no, se trata de la realidad, de la pura realidad.

Esto va así (**). Contra antes te des cuenta mejor para tu equilibrio, para tu salud mental. Se trata de abrir los ojos, de ver, de fijarse. ¡Espabila, tío!

Perdona, ¿te estás refiriendo a mí?, ¿algo en concreto?, no te entiendo.

Ya, eso está claro.

¿Puedes explicarme qué quieres decir?

Que eres tonto del culo, que te lo crees todo, esto (****).

Lo sé.

Robert Doisneau



 (*) Defíname esto.

(**) Defíname así.

(***) Defíname culo.

(****) Defíname esto.

miércoles, 19 de febrero de 2025

Diván.



¿Qué (me) pasa? {ahora} Estoy aquí cada día, dejo lo que escribo. ¿Siento lo que escribo? ¿Es simplemente rutina, técnica, un juego? {todo es ahora} Hoy es el momento para dejar los intestinos encima de la mesa y sin embargo sigo detrás de la puerta mirando por la rendija, contando lo que sobra, toreando al toro negro de la ansiedad, de la angustia, del vamos, vamos, actividad, que no se pare, doy vueltas sin cesar. {vive} Cuando estuve en la UVI no quería dormir, tenía pánico a no despertar, a morir durante el sueño. Pensaba que estaba tranquilo, dominando la situación. “¿Hay alguno nuevo?”. “Sí, uno que está pasado, tiene más miedo…”. Era yo, soy yo, tengo miedo, sí. De la soledad, del tiempo que pasa, de no recordar, de que se me hayan olvidado tantos momentos, tantas caras, tantos nombres que en un momento fueron todo para mí. “Eres los más bello que ha pasado en mi vida”. {ama}¿Cuántas veces lo he dicho, lo he sentido? ¿Qué será de Elena? ¿Y de Isabel? ¿De mi amigo…? Recuerdo su rostro, no recuerdo ni cómo se llamaba.  {disfruta de lo que eres}  “No sabes amar”, me lo dice a menudo aquella a quien amo. Si no sé quizás no la amo. {disfruta de lo que tienes}”Eres neurótico obsesivo”, me lo dijo el primer momento de verme. {sé libre} ¿Se nota así, en la epidermis, en la piel, en el gesto, en qué? “Y tú vas de sobrada”, pensé, pero no dije nada, era la mejor amiga de mi mejor amiga y no fuera  a ser qué. {da} Pero me hizo cavilar. {juega} No iría a un psi ni loco (y no es un juego de palabras), no hay nadie que sepa lo que hay aquí dentro mejor que yo. {cálmate} “Si te duele una muela vas al dentista, si tienes malestar vas al médico de cabecera, si te duele el alma ¿dónde vas? En ese quo vadis sigo, sabiendo que paso a paso me meto en un túnel. {sé tú mismo} La soledad, ya lo he dicho. {busca} ¿Cuántas noches habrán llorado solos tantos a quién quiero? {no temas} Aquellos que al día siguiente paseaban conmigo, tomaban un vino en las Siete Calles, me hablaban de fútbol, jamás de su ánimo, de su soledad (es la tercera vez que escribo esta palabra) {goza}. Silencio, la casa está en silencio, me voy a la cama con mi amigo orfidal. (Me) Miento y lo sé, soy un cobarde. {vive}


¿Qué es un obsesivo? Es un actor que desempeña su papel y cumple cierto número de actos como si estuviera muerto. "Se trata de un juego viviente incluyendo todas sus características ilusorias-- que consiste en mostrarse invulnerable. Con este fin, se consagra a una exhibición de dominación que condiciona todos sus contactos con los demás". Es decir, hasta donde puede llegar con los demás, el otro con minúscula, que es sólo su alter ego, su propio doble. Su juego se desarrolla delante de un Otro que asiste al espectáculo. El mismo es sólo un espectador, y en ello estriba la posibilidad misma del juego y del placer que obtiene. Sin embargo, no sabe qué lugar ocupa. Lo que hace, lo hace a título de coartada. Esto si lo puede entrever y por eso casi nada de lo que ocurre tiene para él verdadera importancia. 

(J. Lacan)


martes, 18 de febrero de 2025

Telemann: Bratschenkonzert G-Dur TWV 51:G9 ∙ hr-Sinfonieorchester ∙ Liis...

Si te preguntas por qué un poco.

 



Yo tengo un lunar atípico que nunca descubriré.

Tres cicatrices, anchas como el portón de una iglesia o la manta de un caballo.

Se agrandan a medida que el ojo decae.

Os podéis sentar junto a él, sien con sien, a leer en el agua de las fuentes

la historia de cómo fue que al camino le nacieron estos ruegos y tumultos.


Txetxu González


Lenguas vivas.

 

En el siglo III las mujeres de la provincia de Hunan crearon un idioma que permaneció velado a los hombres hasta que fue descubierto en 1984, es decir, mil setecientos años más tarde…

[…] El Nü shu se lee de arriba a abajo como una lluvia que se acepta con humildad. Trazos alargados que se escriben, sí, pero también se los ha tallado en adornos de madera y cerámica, impreso en abanicos; se lo ha encontrado además bordado en pañuelos y cortinas: un hilo que ata sonidos para liberar a quienes no pueden hablar. Así las casas de Hynan se poblaban de tristísimas voces invisibles que habían sido forjadas durante centurias, crecidas a partir de un par de caracteres hasta alcanzar los dos mil. A diferencia del mandarin, los caracteres del Nü shu no representan ideas sino sonidos. Era frecuente que, en un principio llegara en un pañuelo que acallara tristezas. La madre señalaba los trazos, los recorría con lentitud de lágrima hasta alcanzar el sonido escondido en la tela. Un mundo en ciernes que , luego de ese primer fulgor, el entusiasmo de una niña lo sospechaba agazapado en todos los bordados del Imperio.

Luis Sagasti,

Lenguas vivas.

Eterna Cadencia Editora.



 

 


lunes, 17 de febrero de 2025

Hoy cumple 96 años

 



No es fácil envejecer,

te tienes que acostumbrar

a caminar más despacio,

a despedirte de quien eras

y saludar a quien te has convertido.

Es difícil esto de cumplir años,

hay que saber aceptar tu nuevo rostro

y pasear con orgullo tu nuevo cuerpo

y desprenderse de vergüenzas,

de prejuicios y del miedo que dan los años,

y dejar que pase lo que tenga que pasar,

y dejar que se vaya quien se tenga que ir,

y dejar que se quede el que se quiera quedar.

No, no es fácil esto de hacerse viejo,

hay que aprender a no esperar nada de nadie,

a caminar solo, a despertar solo

y a que no te atrape cada mañana

el tipo que ves frente al espejo,

y aceptar que todo se acaba

y la vida también,

y saber despedirse de los que se van

y recordar a los que ya se fueron,

y llorar hasta vaciarse

hasta secarse por dentro,

para que crezcan nuevas sonrisas,

otras ilusiones y nuevos anhelos.

.

[Alejandro Jodorowsky]

Entonces.

 

Sorolla

Vacaciones en el Sur. En la playa hicimos un castillo de arena, gigante, con balcones, una princesa y un dragón. Saltamos las olas gritando “Jerónimo”, bailamos en la orilla. Cambió el viento a poniente. Al mediodía comimos ensalada y sardinas en un restaurante con mesas de madera. Volvimos a la playa, los niños jugaron al escondite, subieron hasta la duna, merendaron fruta y pan con chocolate. De vuelta a casa se durmieron en la parte de atrás del coche mientras les contaba cuentos de guerreros y zombis. Al llegar les llevé en brazos hasta la cama, no se despertaron. Salí al jardín y lloré. Después de un rato entré en la casa, me puse a fregar los platos de la cena del sábado. ¿Qué te ocurre?, me preguntó ella. No supe responder. Quizás aquello era la felicidad. Entonces.

domingo, 16 de febrero de 2025

Carnada


“Carnada”, debut de la uruguaya Eugenia Ladra (1992) es una novela interesante, por su estilo, por emplear un lenguaje que sorprende,  por el ágil desarrollo, por la historia  con sus personajes bien definidos. Se lee con agrado. Me ha gustado.


 

Sinceridad.

 

Oda Iselin Sønderland (1996) - Ophelia (2023)

No se vayan a enfadar, la sinceridad no está bien vista, lo sé. Ocurre que el tiempo es desobediente, obstinado, pasa, no se detiene. Así nos quedamos como nos quedamos. Esto tiene que ver con la decadencia. Alguna vez pensé que era diferente. Esto fue hasta que supe que todos somos diferentes. Cierto es que hay algunos más diferentes que otros. Tanto que un día me encontré con que era otro, no el que era, quizás nunca fui aquel, he tenido que caminar hasta este confín para saberlo, con los pies en el agua, llueve ¿soy ese? (sí) No me hagan caso, quizás estoy influido por tanto como escucho, como leo, como veo, como lo interpreto y siento. Me van a permitir el off, un rato. Agur (que se dice aquí), hasta mañana (mi abuela Lucía, tan poco religiosa, añadía, “si Dios quiere”).

sábado, 15 de febrero de 2025

Resistencia

 


Resistir, en lo conocido, en la ausencia del pararrayos, en el esplendor de a veces, en la fragilidad de la inspiración, en la fuerza empañada por las dudas asaltando el fuerte de mi infancia y los amores perdidos./ ¿Qué decir sobre esto?, refugiado bajo una higuera repaso los óxidos y el álcali, la ventana del laboratorio desde donde vi tanto al pterodáctilo como a una joven Isabel corriendo al colegio con los libros abrazados bajo su sonrisa tímida, páginas blancas, sin cicatrices, tesoro entre el follaje de no saber, aún, flores de magnolio en el basurero, embriaguez de impacientes besos  y el bálsamo de una edad temprana./ Este es el invierno soberbio de la lluvia y los peces ciegos, de las leyes derogadas y, sobre todo, de la añoranza de la ternura, esta asfixiante ausencia de caricias, el veneno de la piel fría y el no./ Resistir, claro, mirando los ojos rabiosos del lobo maltratado, las rosas de espinas inalterables, hay una mujer con las manos heridas de esquivar desventuras, está sentada junto a una ventana con cristales opacos, musita venganzas que caen a una hoguera de codicia, de arenales./ ¿Cuánto tiempo más así?, lo dirán los violines y la coartada, un mensaje en la columna, el abanico plegado sobre el rostro. / El amor es una herejía que grito en la noche del anciano Papa,  mil perversos políticos hociquean en el lodazal junto al cementerio allí donde evolucionaban los aeroplanos invisibles, los avestruces y mi Polaroid como el jibión gigante que jamás pescó mi padre o un ruiseñor con las plumas pintadas./ Déjalo ya, escucho mugidos sobre la tierra mojada, los caballos de la rutina se despeñan sobre la marmita de esta literatura maltratada tan lejos de Quignard, arrodillado frente al altar de lo inaccesible, a la derecha la verja donde oran las monjas, arriba el coro de las asexuadas criaturas aladas, en mi alma aquella a quién amé ya es otra, yo mismo no sé quién soy./ Hoy.

Se deja reposar y se sirve bien frío después del postre.

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Bilbao, Euskadi
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