Coger el toro por los cuernos.
Supongo que en algún momento
deberé coger el toro por los cuernos *.
No puedo ignorar lo que ocurre,
normalizar la ausencia, lo no dicho, lo presentido, hacer como si no pasara
nada, pasa, vaya si pasa.
Tortura de lo ilícito, la
tentación de los frutos madurados a la luz, los pequeños animales ocultos en la
maleza oscura, sus gritos de lucha o goce, eso.
Afrontar el día después de la
sorpresa, la reacción absorta, es lo que es, adivinar lo que será, envolverlo
en un paño blanco y colocarlo en la repisa del miedo.
Degollar un gallo, espantar las
ocas que cuidan la puerta trasera y el puente, bajar la ladera justo hasta el
límite. Esperar. No aferrarse a la esperanza, no la hay. Reposar el odio.
Diluir las miradas turbias. Dejarse guiar por la intuición cuando no quede más
remedio. Enterrar los años, la historia, ayer, todo aquello, no sirve, ha
caducado el amor y solo queda el resquemor como la veta de un mineral sin
nombre. Defender la sonrisa mientras dure. Aprender, rápido. no habrá más
oportunidades, Lázaro no volverá a resucitar, las palabras no tendrán el mismo
significado.
No corras, quédate aquí, piensa,
razona, sin precipitarte pero toma una decisión, ya.
Continuará.
Coger el toro por los cuernos, es decir, enfrentar
la situación sin mayor dilación o vacilación.
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