Resistencia
Resistir, en lo conocido, en la ausencia del
pararrayos, en el esplendor de a veces, en la fragilidad de la inspiración, en
la fuerza empañada por las dudas asaltando el fuerte de mi infancia y los
amores perdidos./ ¿Qué decir sobre esto?, refugiado bajo una higuera repaso los
óxidos y el álcali, la ventana del laboratorio desde donde vi tanto al
pterodáctilo como a una joven Isabel corriendo al colegio con los libros
abrazados bajo su sonrisa tímida, páginas blancas, sin cicatrices, tesoro entre
el follaje de no saber, aún, flores de magnolio en el basurero, embriaguez de
impacientes besos y el bálsamo de una
edad temprana./ Este es el invierno soberbio de la lluvia y los peces ciegos,
de las leyes derogadas y, sobre todo, de la añoranza de la ternura, esta
asfixiante ausencia de caricias, el veneno de la piel fría y el no./ Resistir,
claro, mirando los ojos rabiosos del lobo maltratado, las rosas de espinas
inalterables, hay una mujer con las manos heridas de esquivar desventuras, está
sentada junto a una ventana con cristales opacos, musita venganzas que caen a
una hoguera de codicia, de arenales./ ¿Cuánto tiempo más así?, lo dirán los
violines y la coartada, un mensaje en la columna, el abanico plegado sobre el
rostro. / El amor es una herejía que grito en la noche del anciano Papa, mil perversos políticos hociquean en el
lodazal junto al cementerio allí donde evolucionaban los aeroplanos invisibles,
los avestruces y mi Polaroid como el jibión gigante que jamás pescó mi padre o
un ruiseñor con las plumas pintadas./ Déjalo ya, escucho mugidos sobre la
tierra mojada, los caballos de la rutina se despeñan sobre la marmita de esta
literatura maltratada tan lejos de Quignard, arrodillado frente al altar de lo
inaccesible, a la derecha la verja donde oran las monjas, arriba el coro de las
asexuadas criaturas aladas, en mi alma aquella a quién amé ya es otra, yo mismo
no sé quién soy./ Hoy.
Se deja reposar y se sirve bien frío después del
postre.
2 comments :
Resistir es vencer.
A la acción de los empujes contraponemos los arbotantes, a la reverberación de los sermones dispondremos las molduras, acabaremos con la oscuridad con la luz de los vitrales.
Resistiremos la lluvia ácida, el ataque del vecino de la daga escondida, los espinos de las pitas y zarzales.
Salud
Olé, Francesc Cornadó, un comentario lleno de poesía, de arquitectura y de advertencias (de las que tomo nota).
Te lo agradezco.
Saludos.
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