Desánimo
Diane Arbus NYC 1962
Morí con ella, lo sé, tarde, sé que la cólera, un anillo, el mármol, las hijas que no tuvimos, la osadía de gritar su nombre en los balcones, apenas me trajo consuelo y vuelo de abejas.
Me quedé en el puerto, frecuenté a marineros con cabeza de toro y a mujeres que amamantaban a sus hijos en las escaleras que llevan al mar.
Las guitarras y la arcilla, beber oporto, ver mi sangre corriendo sobre el cuero fue un pretexto para que los bueyes y los guardianes, balbucear un lenguaje que no entendía, me desanimara a continuar estos escritos absurdos
4 comments :
Buen momento para hacer lo mismo que la mujer de la imagen. Encender un cigarrillo si le dio por ahí, pedir una copa y, mientras la saborea, esperar pacientemente a que la inspiración tome asiento a su lado. Un cordial saludo.
Cierto, como dice NADIE, en momentos de desánimo lo mejor es dejarse ir, no pelearse con él y se va… Si entablamos combate cuerpo a cuerpo, el primero en caer vamos a ser nosotros, así que es momento de sentarse plácidamente hasta que pase. Mágicamente precioso, como siempre!
Abrazo fuerte … y naaaada de bye! Si acaso… see you later ¡!
nadie , te comunico que tu texto ha tenido mucho éxito de público y crítica, como no podía ser de otra manera.
No he fumado en toda mi vida, lo de copas lo cuento otro día y la inspiración es, como sabes, caprichosa y voluble. Saludos de día raro, entre fiesta y fiesta.
María, Richard Beymer te cantaba como nadie, un día me dijo (Richard) que si soy capaz de escribir sobre desánimo estando animado tenīa mucho terreno ganado, aunque aquí el terreno se cotiza poco y el cuerpo solo lucha contra su propio cuerpo (¿cómo puede ser eso? Un lío, seguro, un lío? Gracias efusivas.
Publicar un comentario