Barcelona 1951


viernes, 1 de diciembre de 2023

Aquella tarde de agosto





Aquella tarde de agosto llegaron cientos de mariposas amarillas. Se posaron en los olivos y en la hierba, sobre las flores de acónito y en los tejados.

Es una plaga- dijeron unos.
Es el preludio de noticias - dije yo.

Cientos de mariposas amarillas de volar torpe, con trazos de continente, entrando por las ventanas, regocijando a los niños, sorprendiendo a los ancianos, rompiendo la monotonía, proponiendo barruntos y conjeturas, acariciando mi mirada distante.

Coincidió con la llamada telefónica de mi hija.
Papá, vuelve a casa- dijo, escueta.

Pensativo, salí al balcón y desde ahí vi acercarse las nubes negras, el chaparrón que descargó gruesas y ruidosas gotas sobre las grietas de la tierra, las horas vacías, las amarillas alas de las mariposas, sobre mi remordimiento azul.

Es un alivio-dijeron unos.
Es un castigo–dije yo.

La lluvia se comió la tarde y la noche trajo los recuerdos, la añoranza insuperable, el silencio. Después el sueño levantó miedos ocultos, el temor del regreso, la culpa.

Pasaron los días y se fueron las mariposas amarillas.
Mi hija no volvió a llamar.
Tampoco su madre.

Ahora, en noviembre, no me puedo mirar en el espejo.

7 comments :

María dijo...

Si no fuera porque te ha quedado preciosamente decorada esta entrada me atrevería a hacerte conjeturas sobre lo que me ha parecido entender de esta maravilla que has vuelto a escribir, llena de las mariposas amarillas de cien anos de soledad, pero como no me sale nada halagüeño, mejor me las guardo…y deseo que la salud, la buena salud, revolotee por toda tu casa y si no es ahora, prontito.. tú confía. Abrazo fuerte y buen finde..
Las mariposas volverán como las golondrinas, en primavera : )

Anónimo dijo...

Redondo, redondo, muy bueno...

Anónimo dijo...

El anónimo es Álvaro Anton.

Pedro M. Martínez dijo...

María, que no, debes tener confianza en lo que te digo, la vida va por un lado y lo que escribo por otro, nada que ver conmigo, ni mariposas ni golondrinas. Pero muchísimas gracias, como siempre, eres muy amable. Besos

Tatiana Aguilera dijo...

Cuando voy al cementerio a ver a mis padres, siempre aparecen mariposas color amarillo con líneas anaranjadas…Para mí, son una forma de conexión.
Muy bueno el relato.

Abrazos Pedro

Pedro M. Martínez dijo...

Anónimo/Alvaro, redondo como una rueda de bicicleta, como la boca asombrada de Amelie, como el agujero por donde desaparecen las ilusiones de diciembre, redondo como un central que jugaba en el Real Madrid, como las notas de colegiales insatisfechos, como las volutas del humo de cigarrillos fumados por adolescentes despeinados, etcétera que llueve y tengo ropa colgada-


Pedro M. Martínez dijo...

Tatiana Aguilera esta noche he soñado con muertos, volvían y me abrazaban, sonrientes, en cierto modo aprobaban mi vida, lo recuerdo con alegría porque no suelo recordar mis sueños. Seguro que esas mariposas que te acompañan son un mensaje, háblales, no pierdes nada, quizás lleven tus mensajes. Un abrazo agradecido.

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