Todo hombre es mentiroso
Omnis homo méndax. Simular escribir desde la periferia de uno mismo, sin implicarse, sin proyectarse en demasía, no es más que un vano intento, nada.
Buscar un tema, escribir otra vez como hoy, desierto día de finales de abril, sobre la escritura, es como hacer una película sobre cómo hacer una película. (Ejemplo Truffaut. La noche americana)
Entre el reflejo narcisista, el psicoanálisis de diván oscuro y la inventiva está el campo de juego. No hay en absoluto un sentido de trascendencia, el armario rebosa de disfraces, las máscaras esperan sobre la repisa, junto al espejo los maquillajes alineados, un enjambre de miedo zumbando bajo el árbol de lo leído, la curiosidad no es suficiente.
Dejo al enfermo junto al camino por si alguien que lee entiende la enfermedad.
En ausencia de crímenes propios que contar, sin demasiados pecados que confesar, hago balance y solo un error me muerde la conciencia, aun. Invento pues, simulo escribir, intento hablar sobre lo que nunca ha sido, siendo, espectador acodado en recuerdos de lo que no ha ocurrido, en lo que envidio o temo, en remolinos de viento en las esquinas de lecturas de otros tiempos, aun así sé que se me ve el alma.
¿La ves tú?
(Todo hombre es mentiroso.)
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