Los riñones.
Philip Jones Griffiths. A young couple seek a tender moment in a doorway, London. 1960s
Los riñones, me dolían los riñones.
Esto,
que puede parecer normal, para mí no lo era, ya que nunca me dolía nada.
Creo que fue un aviso, una premonición, aquella noche tenía que haberme quedado en la cama. En la mía. Pero no, impulsado por lo de siempre salí a las calles para ver cómo el mundo se rompía sin remedio.
Y sí, el mundo se caía, a trozos. Llovían cornisas de los rascacielos, de las casas de huéspedes no deseados. Caminando bajo los alfeizares sorteé a hombres con cabeza de perro o de hiena. Ladraban, sí, pero era de puro miedo, de ansiedad por tener que dormir solos bajo los puentes. Algunos orinaban por las esquinas, muchos rebuscaban en los contenedores de basura, unos mordían las farolas. En la Gran Avenida encontré a una María del Carmen Victoria con apariencia de gallina. Dentro de un inmenso abrigo de visón sobresalía su cabeza bajo una aparatosa permanente azul. En otro siglo esta mujer fue bella. Ahora se generaliza la tendencia de ocultar las evidencias, asesinar la belleza, disfrazar el efímero paso de la juventud. Al de un rato los hombres perros/hienas se convirtieron en lobos rabiosos, las gallinas eran el último mohicano, las calles se llenaron de ríos que arrastraban la basura del día, un demonio de cuernos afilados controlaba el tráfico en el bulevar. Siempre vuelve el caos. Precisamente por eso salí a las calles sorteando los pedazos de alma que se estrellan alrededor como cebollas podridas, como grandes frutos tropicales, rojos, maduros, malolientes, desprendiéndose del árbol del bien y del mal. Esquivé a los hombres hipopótamo y a las mujeres pantera, sin permanente. Me evité a mí mismo y a mi jaula.
Creo
que son los riñones, que me duelen.
Esto, que puede parecer normal, para mí no lo es, ya que nunca me duele nada. Creo que es una constatación, para quedarme en mi cama, solo, como siempre -la soledad como concepto-, ignorando qué ocurre más allá de mi aquí.
Y aquí se cae el mundo.
Voy
a recoger los pedazos.
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