Hagan juego, señoras y señores.
Lo he pensado mucho y estoy decidido, voy a hacer un sorteo, una rifa.
Primero tú compras un boleto. De todos los escritos que dejo aquí haré un pito, pito, gorgorito, escogeré el que salga, lo lees y si no te gusta te devuelvo el dinero.
Este mundo blog está lleno de textos y pretextos, solo algunos nos hacen preguntarnos qué ha querido decir aquel que los escribió, muy pocos nos tocan el alma, a veces uno captura el espíritu poético. Ese, ese quiero que sea el afortunado, el que toque. Será difícil, lo sé, pero esa es la gracia de una rifa.
Ha quedado claro que uno escribe para que le lean (a él, no a sus escritos). Es decir el yo está por delante del lector, de la opinión del lector. Por eso se escribe lo que se escribe. Está la cuestión que el lector lee lo que quiere, lo que convierte la escritura y la lectura en una confrontación de intereses. Cuando coinciden se produce la magia, la poesía. Aunque parezca mentira, también se produce cuando no hay coincidencia, una magia inversa, el misterio del voyeur, el desprecio del disgusto, el encanto del amante de esa lectura, la indiferencia.
Y más.
Tengo que investigar sobre la posible inclusión de una hoja Excel en el blog. En cada celda colocaría el nombre de quién se apunte a este juego.
El proceso es:
• Te apuntas y ya estás participando.
• Se sortea: blomm, una bola de algodón pachín, pachón, chim pón, el 1043.
• Si no te ha tocado, nada, sigue jugando.
• Si te ha tocado, lee.
• ¿Ya?, ¿te ha gustado?
• Perfecto, te mando el dinero.
• Sigue la rifa.
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