Ralph Towner. Eddie Gómez. Jack De Johnette/ Waterwheel
Que lees a Zygmunt Bauman, a
Jenny Odell y sí, es eso (esto que hago). Que lees a Esperanza Ruiz (en mis antípodas) como
antes leías a Umbral y siempre hay un antes en Madrid que es un ombligo
tentacular (si es que existe algo así). Aprendes, claro, a mirar más allá de la
alambrada. A veces también aprendes, mucho, sobre otros (cuenta, cuenta
¿quién?) y, lo importante, sobre ti mismo. “A buenas horas” –dirás. Pues sí,
pero ser un señor mayor (aunque no lo parece, chata) te permite utilizar lupa,
microscopio o quedarte a vivir en el Roque de los Muchachos ahora que el volcán
se ha dormido. Bula, indulgencia plena, no
volver a pecar, amén. Con los ojos bien abiertos, voy siguiendo el rastro de
nombres, hombres y mujeres, citas, sugerencias, sin dejar de sorprenderme y
agradecer la otra cara de la luna. Es
lo que tiene mirar siempre al mismo lado, te pierdes tanto. Hoy, que aquí
llueve y llueve (no tendrá importancia en otros ahí desperdigados pero a mí me
deja triste, muy) entro en jardines ajenos como quién entra en la Catedral de
Sevilla (un suponer) con la boca abierta, persignándome, ajeno a la mirada de
otros, humilde, admirando retablos y
santos que te miran allá donde tú les mires, girando nervioso la boina entre los dedos. Ay, que no tendré tiempo de asimilar tanta belleza,
tanta sabiduría. Por si acaso no está
claro mi absoluto agradecimiento, entusiasmado, fervoroso, por esta caída del
caballo (otro día le pongo nombre) que me está permitiendo extasiarme con lo
Otro (aquí sigue lloviendo pero ya no me importa). Os aprecio.
“Lo que somos no es un bloque inmóvil, es
producto de una historia de vida, enredada en la de los otros”.
Paul Ricoeur,
0 comments :
Publicar un comentario