Cinta de Moebius
CINTA DE MOEBIUS
Yo vengo de perder una batalla
de la vida
y otra más y otra más
y otra.
Pero mi espíritu está indemne
y aún puedo saltar sobre todas las pérdidas
aunque sé que sin más flexibilidad
y menos exactitud
que en los 20 ó 25 metros de edad que tuve
y ahora ya no tengo más que predicciones, presagios
de lo que va a ocurrir
según veo a los tipos que se acercan a mis ojos,
según huelo sus preocupaciones,
según cómo sé empeñan en agradarme
o en desagradarme.
Eso veo. Ya lo tengo claro estoy preparada
para perder
y distinguir cuál será la ventaja que yo saque
o cuál la captura;
qué parte de mi corazón se llevará
quien me persiga y observe
cuánto soy de vulnerable.
Lo tengo claro todo eso de las pérdidas y las
ganancias afectivas o las otras
y no me importa perder el beneficio
porque yo vengo de una habilidad de penitenciarias
y en los correccionales en dónde estuve
siempre me dejaron muy exactamente claro
que el modelo de mi conducta
iba derechito a los peligros y que ganar
en ellos
sería una suerte ingrata para mí.
De todos modos a veces he ganado
una chuchería, una bola o la pieza de un zapato.
Y una vez, sólo una vez, gané
algo complicadamente bueno, algo grande y
prodigioso que ahora con los años
valoro más que nunca.
Pero hoy ya sé que no volverá
la buena estrella
ni el azar
a mi vida
porque mi sublevación y mi trastorno están
conspirando para que
me hunda:
Y a eso no le pondré freno ni me doblegaré.
Ya tengo bastante con mi suficiencia
para el dolor
y una superioridad colérica
para subsistir y
todavía asombrarme de cómo
entre el perder y el ganar
he preferido siempre la sutil y
constante ingenuidad que producen las pérdidas.
Así como si esto fuera un dulce,
me ahorro el terror
del desengaño.
de Amor Tirano
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