Janette Beckman
Sopla con fuerza el otoño en la región del recuerdo.
Angustia de no ser y de haber sido, angustia de ya no y de tanto tiempo, angustia de enfrentarme cada día al qué dirán, dejando lo que soy en un cuenco bajo una lluvia de perfidia, con una vela que apaga el viento, este de hoy que se lleva los balcones, las señoras asomadas a sus vidas, la doncella a la que alborota el vestido, las chimeneas con el humo de mil fuegos, las tejas que defienden el pudor de tantos techos y lechos vacíos, el mudar del tono de la alegría, los bandoleros de la política, un adolescente sentado en la cornisa, lo póstumo, yo.
Y así.
Angustia de no ser y de haber sido, angustia de ya no y de tanto tiempo, angustia de enfrentarme cada día al qué dirán, dejando lo que soy en un cuenco bajo una lluvia de perfidia, con una vela que apaga el viento, este de hoy que se lleva los balcones, las señoras asomadas a sus vidas, la doncella a la que alborota el vestido, las chimeneas con el humo de mil fuegos, las tejas que defienden el pudor de tantos techos y lechos vacíos, el mudar del tono de la alegría, los bandoleros de la política, un adolescente sentado en la cornisa, lo póstumo, yo.
Y así.
(No lloren que es solo palabrería)
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