Dibujar flores
Dibujar flores a la soledad, arrancar las malas hierbas de lo cierto para espantar los fantasmas que se pasean por los oscuros corredores de los días.
Lamer los espejos con lengua bífida, azogarnos.
Musgo en la memoria, sobre los escombros del edificio de lo que nunca fue.
Inventar
el pasado entre interrogantes como colmillos, entre bostezos.
En vivir así no hay nada legendario, heroico, solo rutina de insomnios. También angustia, el miedo a morir, la vaga presencia de un dios mezcla de imagen de retablo y respeto atávico, necesidad de que todo no sea esto, solo esto, juventud perdida, dolor de articulaciones (en concreto la rodilla derecha), enfermedad, esa dama de negro lleva una guadaña y nos mira.
(Hoy
estás optimista ¿eh?)
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