Pirámide azul
En esta parte del olvido, en una parcela sin preguntas, en un reino sin fronteras, estamos sin estar, somos sin ser. Las viejas vírgenes elogian a partes iguales la castidad y la importancia de la ignorancia. Dejan simientes de alegría y estudian farragosos tratados sobre su naufragio. Sin saberlo siguen la senda de Knut Hamsun, su resignación melancólica relacionada con la pérdida de la juventud. Las miro sintiéndome al otro lado del mundo. No me identifico como de la misma especie. Soy un vegetal, ese brote verde a los pies del volcán, tú lees con paciencia de penitente esta mezcla de vaya usted a saber y mi pecho de cristal. Pues eso, digamos que esta es la urdimbre, el resto se va incrustando solo. Algo así.
2 comments :
Las viejas vírgenes tienen una opinión bien fundamentada, suelen ser ecuánimes. Saben de muchos naufragios, marineros que, embelesados por el canto de las Sirenas, perdieron el arte y la razón.
Entre la melancolía y las brumas del norte, Knut Hamsun anduvo errante y, así las cosas, aún pretendía que otros siguieran sus pasos entre las sombras.
Saludos
Francesc Cornadó
Francesc Cornadó hace tiempo que los que andan perdidos en sus sombras quieren que les sigamos. Nosotros, como las vírgenes nos encerramos en esa ecuanimidad que citas y que no, que no queremos seguir mas que a nuestro criterio, lo mantenga ese Hamsun o el barquero que insiste en llevarnos al otro lado. No, aguantamos en esta ribera, iluminada y alegre. Escribimos estas cosas, para nadie, pero tú has venido. Muchas gracias.
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