domingo, 20 de noviembre de 2022

Aïda Muluneh

 


Es este un extraño lugar sin sitio en los mapas, sin marcas amarillas en el suelo, sin señales que orienten, un lecho en el jardín, ciruelas sobre un cojín de plumas, una silla abandonada bajo el laurel, una yegua negra junto a la muralla, me he perdido, tanto hablar, no sé qué más puedo añadir ahora.

Por favor, ¿puede indicarme la salida?

2 comments :

eli mendez dijo...

Usted se pierde y yo tambien, en sus letras, en la creatividad que aflora en cada entrada, en sus respuestas que tanto me hacen reir , en la maravilla de imagenes y fotografias que selecciona en cada post... seguimos con los besos admirados y no entendi los besos resignados jajjajaja

Pedro M. Martínez dijo...

eli mendez . Discúlpeme, uno (yo mismo) no se pierde ni en los laberintos, lleva brújula y google maps y otra aplicación que me deja en la puerta de allá donde voy, se orienta por el viento y el musgo en los árboles, por el vuelo de los pájaros y por las señales de tráfico, que le dicen “usted está aquí” y, milagro, usted está ahí y si se mueve varios pasos o kilómetros o países usted siempre está ahí, en su mismidad, no crea, no todos están ahí (menuda aglomeración), hay gente que está en Babia(*), otros están pasmados, otros ni están ni se les espera, vuelva usted mañana (**) o no venga, ni está ni se le espera, curiosa costumbre esa de “fulanito está reunido”, Fulanito no sabe reunirse ni consigo mismo, es más, se trabuca, azora, tartamudea cuando le preguntas “oiga ¿dónde está? y no lo sabe, quizás no sabe leer los mapas, o leer, o etcétera, domingo, llueve, con todo he subido al monte con paraguas y te escribo estas tonterías pero con cariño, así, besos admirables (están recién horneados).


(*) La expresión ‘estar en Babia’ es sinónimo de estar distraído o ausente y debe su origen a una importante comarca de la provincia de León llamada Babia.
Durante la Edad Media la realeza y las clases más altas acudían a pasar sus periodos vacacionales y disfrutar de una buena cacería, debido a la abundancia de presas que por allí habitaban.
Era un sitio idóneo como lugar de reposo, donde refugiarse y distraerse de los farragosos problemas en la Corte de León, por aquel entonces reino.
Muchas fueron las ocasiones en las que los cortesanos necesitaban consultar al monarca algún asunto de vital importancia pero no podían ser recibidos por éste debido a que se encontraba ausente de palacio pues estaba en Babia.

(**)Publicado en la revista El Pobrecito Hablador. Revista Satírica de Costumbres, en el número 11 de enero 1833, el artículo Vuelva usted mañana de Mariano José de Larra, dentro de sus artículos de costumbres. Con una genial ironía, el periodista español del Romanticismo hizo hace casi dos siglos (1833) una mordaz crítica a la lentitud de la burocracia española y a la costumbre española de alargar los plazos, teniendo como una de sus características sociales, la pereza.

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