Ramón Andrés.
Para comprender la nevada,
su reacción al cuervo y al corazón
maduro
de las cabañas, al estanque que
nadie pisa,
con su barca encallada hacia el
norte,
debes recordar tu infancia de
lámpara.
Ramón Andrés.
· HOMMAGE AN
RILKE ·
Pensad que Orfeo no toca la lira,
que renuncia a pulsarla ya cerca
del Infierno, que los animales
lo despedazan y que devoran
la posibilidad de la canción,
su cuerpo desmembrado, la cabeza
rodando hacia Lesbos, donde flota.
Que no hay ningún templo en el oído,
que la viña no madura en los acordes,
que el júbilo ha dejado de conocernos.
Pensad en una canción muerta, en
las sílabas que se descomponen,
en la melodía comida por el buitre,
en el ritmo abandonado
dentro de un corazón que no se resuelve.
Pensad el canto para siempre perdido,
no oír nunca más la parte alta del mundo,
una tierra donde jamás se cante,
que la voz sea innecesaria, que no obligue
a abrir la ventana para saber que la fiesta
retiene a alguien, y nos despierta y salva.
Ramón Andrés.
- Los árboles que nos quedan,
Ediciones Hiperión 2020.
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