Lo que queda.
Parker, un día, vuelve al camino que dejó
y al pisarlo, al instante, sabe que está acabado, desterrado, lejos de todo aún
en su territorio, sin remedio, sin vuelta, sin posibilidad de paraísos, sin
suspiros, sin miércoles con la puerta cerrada, añorando lo extraordinario, lo
imposible, la aparición de un dios que no existía, ese otro que era él, él
mismo -tal fue el milagro-, nacer otra vez, en otro mundo.
No
hay nada que hacer, es lo que queda
(Parker,
vete para casa).
(Si
te admiten)
(Hijo
pródigo)
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