El arroyo
Pierre Alechinsky
Era viejo o no era nadie, eso parecía al menos por su hábito de ser otro, otros, actor de arrabal, alguien que jugaba sobre el escenario de cada día, emperador o tártaro, jinete o tullido mendigando en las esquinas del ocio.
Frecuentaba iglesias y lupanares, mercados griegos regidos por absurdas leyes y grandes pajareras con alondras. Se vestía de música amarilla y tambores.
No fue él quien envenenó el arroyo.
2 comments :
La descripcion coincide bastante con alguien de por aqui...pero al final... que se yo....me perdi..Será la hora? Aqui es tarde y alli es sábadoo...que lo tiró de las patas!
PD: frente al desconcierto deje los besos jajajjaj
eli mendez es que lees a unas horas que ya no sabes si vas o vienes, eso junto a que te llevo horas o días o yo qué sé pues es fácil lo del desconcierto. Pero no te desanimes, vuelve, ah, que no te has ido, ¡bien! Besos concertados.
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