Poetas (4)
Acababa de entrar el verano y al volver de la playa, a muchos lugareños les daba miedo tropezarse con algún rimador de oscuros versos, con aquellos poetas sentados debajo de una higuera. Estos, indiferentes, mordisqueaban una tableta de chocolate con almendras y maría para inspirarse. A las noches, a la luz de un candil de noctilucas, escribían para damas enlutadas y adineradas. Así iba la cosa.
La
verdad, no le puedo indicar, no somos de aquí ¿sabe?
4 comments :
Y sigue yendo así.
Tracy salvo honrosas (y contadas) excepciones.
.
Aquí también estamos confinados.
¿Siguen tus hijas y nietas contigo?
Ojalá fuera verano y pudiéramos ir a la playa, aunque nos cruzaramos con algún rapsoda a sueldo.
Saludos.
Moony-A media luz sí, ojalá, aunque peligroso, te coge un rapsoda de esos aficionaos, de los que te cuentan su vida en verso y te hace una avería que no te repones hasta octubre. Saludos y un beso pequeño.
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