De espaldas (2)
Parker miraba la luna desde la
ventana del laboratorio. Hacía mucho frío fuera. El turno de noche era el peor.
De vez en cuando entre la niebla algún trabajador pasaba visto y no visto, del
parque de chatarra a la nave de trefilería.
Sonaba un timbre, Parker cambiaba
a la ventana que daba al interior de la nave. La colada bullía en algo así como
el infierno. Los operarios se cubrían con un pesado mandil, levantaban la
trampilla del horno, introducían una especie
de cuchara larga, tomaban una porción de aquel caldo y lo depositaban en un
pequeño molde. Se solidificaba rápido y llevaban la muestra al laboratorio. “Jefe, lo
del carbono”. Parker lo analizaba y daba el resultado: 0.18%·. Así pasaba la
noche, el cambio de turno era a las seis de la mañana. Apenas tenía veinte años.
3 comments :
Parker trabajaba un huevo, aunque mucho más trabajaban otros.
No sé por qué pero no me cae muy bien.
Besos de enero.
Moony-A media luz ahí tienes razón. Tengo un amigo que siempre está con la cantinela que empezó a trabajar muy joven. Un día estábamos tomando un vino en Elantxobe, en el bar del puerto, y lo dijo, “oye, que yo empecé a trabajar con 14 años ¿eh? Uno que estaba allí le contestó, “pero en tierra ¿no?, yo en la mar con 12. Siempre hay alguien que está peor.
Me ha dicho Parker que no te de besos.
Jajajaja
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