The body
Como
quizás se nos haya perdido la
música entre sílabas atormentadas, nos sangrarán los tímpanos y los dedos buscarán túneles insalubres como topos reacios, imprudentes, aprendices en la raya del
delito, en la belleza de la luz entrando en el bosque de proscritos donde se
han reunido los rebaños y algún pastor sin perro, aprendiendo que del
sufrimiento nace la resignación, que bajo la lápida no hay espacio para
las caricias, que la imaginación puede disfrazar a los infames y hacer palidecer
a los cínicos, llevamos dos generaciones perdidas y esto no tiene pinta de
arreglarse, un pozo de errores, una vivienda de cimientos agónicos, de
ingenieros mudos, una turbulencia sin fin, no es un deshonor entrar de
puntillas a los océanos hasta que la marea nos lleve y Cristo resucite al
tercer día. Amén
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