Amor motorizado
“El
amor viene a traición, como una vespa que en una calle peatonal te atropella
por la espalda cuando menos te los esperas” (algo así, escuchado en la
televisión).
Quién
lo dijo tiene razón porque uno, aquí donde le ven, tan poquita cosa, ha sido
arrastrado por motocicletas y otros inventos de motor, millas y millas,
levantando polvo y arrastrando el culo por ortigas y otras plantas puntiagudas.
Aun así, aun así digo, uno, ese, yo, no se cansa de esperar el ruido del motor
traicionero, la motorista engafada, corta de vista, que me lleve colgado del
manillar o de la palanca de cambios, yo qué sé, la vida es corta y ya nos
arrastran otros por otros fangales.
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