Carta
Queridos padres y hermanos:
Que
ya he llegado. Espero que al recibo de la presente estén todos bien, yo como
les cuento.
La
primera consecuencia que saco desde que estoy aquí es que no tengo mi puta idea
del ser humano, ni de los otros ni de mí mismo, como si hubiera estado viviendo
en otro planeta. En realidad creo que he vivido en otro planeta, con reglas
absurdas y finales más que sabidos, con líneas tan definidas que uno sabe de
dónde viene y dónde va, del más absoluto aburrimiento a la rutina más gris, a
la nada, una mierda.
No
sé muy bien cómo explicarlo, a uno le nacen (gracias, madre, gracias, padre) y
le enseñan diferentes cosas y uno se las cree y las sigue a rajatabla,
esto es así, esto otro asa, año tras año, debes ser honesto, honrado,
trabajador, paciente, la vida es como es, debes ser legal, fiel, un buen chico,
una buena persona, un buen todo, debes creer lo que no has visto, lo que no ha
visto nadie, lo que pasó en un tiempo en el que no había ni relojes, ni
móviles, hostias, pero ¿qué pasa? soy gilipollas, me lo he creído todo durante
años y años. Hasta que he llegado aquí, que esto es muy grande, como
desparramado, una ciudad unas mil veces el pueblo, el nuestro, pero sin vacas.
Luego
sigo que ha pasado no sé qué en unas torres muy altas al sur.
Vuestro
hijo y hermano.
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