Parker busca un elogio
Parker busca un elogio para brindar con la que supo sobrevivir, la que nunca habla de la hija que no tuvo, de la otra, tanto dolor en el hígado, en la infancia como una cicatriz que cruza su alma ahora tatuada con lo posible, puente de los suicidas, hospitales para alérgicos a la felicidad, para adictos al llanto clandestino, al desamor, al sufrimiento, al deseo enterrado en la decepción de tantas violaciones legales bendecidas por esto es así porque lo digo yo, es decir él, es decir la bestia que diluye en desayunos con sabor a derrota, en pequeños sorbos de desprecio, en píldoras bajo la lengua, la lucha del olvido del tirano, del que se fue con su alegría y el que escribe percibe que quizás la inspiración no esté en el papel sino en la calle, en la noche, en la voz rasposa que cuenta lo que nunca pasó pero que le permite seguir vivo, lejos de la tentación de las riberas, ahogándose en ese mal vino que comparte, ahora, todo es ahora, vivamos mientras Parker busca un elogio y una respuesta.
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