El Arauca vibrador
Señoras
y señores, resulta que yo nací en esta ribera del Arauca vibrador y sin embargo
subo y bajo de abismo a cima como un sherpa malhumorado quizás por influjo de
las H intercaladas, pasando de la excelsa gloria al bah, sin apenas transición,
que está tipificado me dicen, sí, pero el/la que tipifica tampoco está
muy allá y a su vez se tipifica con otro que tipifica y así sucesivamente y tan
pronto se transmuta en ángel como que gime entre los brazos del alineado, es
decir un lío, que hemos perdido la referencia y lo que hoy es verde mañana nos
lo han pintado de gris y así no hay quién se aclare, excepto la amistad, que
tomo tres vinos con mis amigos y la vida va como debe, hablando de cuando
éramos, de lo que somos, de ser, y somos, aún, a pesar de los años, digo
Amistad y la lengua me acaricia el paladar, digo amor y tan pronto me enajeno
como que me vuelvo un depredador ansioso que copula en la madrugada y en el
alba, acaso sea sexo, que digo Amor y se me paran los pulsos, me atonto, como
un pájaro en un bosque nocturno, que me faltan ramas, que me sobran nidos, que ese
periodo, el tránsito desde el ella minúscula hasta el Ella es lo sublime y así
se queda uno, hecho unos zorros, dependiendo, lelo, con el corazón debajo del
zapato que decía el poeta. Ay, madre, que lío esto de vivir.
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