Cierro las ventanas

Me ato los pulgares para no escribir lo que quiero escribir, para decir solo esto, nada, palabras que llenen los días en la distancia, el entretanto, voces perdidas en el aire de nadie, sin labios que las acaricien, sonidos que se quedan en la grietas de la prisa, en la impunidad del que lee y no lee. 

Detrás de la puerta hay un libertador con una espada afilada, apenas puede disimular la sonrisa de opresor en ciernes.

No es este el lugar  de la premonición aunque esté lleno de alas y relámpagos, de estatuas de sal y ancianos, de viento silbando por los corredores desiertos de un edificio deshabitado, sin alma, sin una mesa donde puedan sentarse los ausentes, los fantasmas de un tiempo enterrado.

Cierro las ventanas.

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