Parker clasifica su alma
Las ruinas de las runas en la roca
hablan de que yo estuve en este mundo,
donde el mar y la tierra de las nieblas
se funden y confunden.
La vida era una ausencia inagotable,
un laberinto de serpientes grises,
un pantano de rosas tenebrosas.
Juan Eduardo Cirlot.
7. Ya que eso de la resurrección no está muy claro y que el despliegue de colores del atardecer está dejando todo perdido de añoranzas, Parker se pone una careta y se dedica a clasificar y ordenar trozos de su alma, no como despojos, no, canta números para organizar mejor cada sentimiento. Oregón es un himno, el tres enseña álgebra, la amargura se asocia con el color morado, las perlas abren bocas como llagas, el siete es una cabra, un diccionario es un pozo sin brocal, dos es uno más uno más uno. Recuerda que su madre murió cuando su padre tenía la edad que él tiene ahora. Nunca lo había pensado. Además del dolor sin fondo, de quedarse huérfano de ternura, marcó un punto desde el que ahora se mira, desde arriba, espectador atónito, piensa que su padre le parecía entonces muy mayor. Corre al espejo y la cara que se refleja es la de su abuelo, se ha saltado una generación. Florecen los cerezos, su alma es una naranja azul, pisotea un jardín con sangre A-, una barca regresa sin pescador, el horizonte está detrás de las dos columnas donde está atado Sansón, caen hojas desde la acacia rosa, se arrodilla y canta un himno, mañana será otro día.
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