Vestido de flores
Veo amaneceres y ocasos, el mundo dando vueltas y mi esperanza, mañanas esperando que ella pase sin atreverme a decir, mirando entre otros, acobardado por su todo y mi nada, que me lleno de metáforas total para qué.
Está por ver, el cántaro en la cintura y su pasear, contoneo y las fuentes, el perro que acompaña sus mañanas y mi mirada que anhela, que ruega y el silencio, peregrino de su desdén.
Está visto que por su parte no, que hay otro o ninguno, que mi canto de quejidos y destierros no baila en su vestido de flores. Es hora de cambiar la melodía, yo que no siquiera se silbar.
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