Escritura junto a mares fríos.
“Sitting Bull ha muerto: no hay tambores que anuncien su llegada a las Grandes Praderas. Deseo de ser piel roja.
Leopoldo María Panero”
Cuentan de un sabio que un día, etcétera.
Escribir sin pretensiones, sin otra necesidad que el goce propio, para ti (mismo), porque si, dejar fluir las palabras, a veces lograr historias, poemas, un novelón de mil páginas, disfrutarlo en sí (mismo), que gustan a alguien, bien, que no las lee ni dios, pues también, que vivir de esto (económicamente, emocionalmente, orgullosamente, simplemente) no esta en el ranking de (mis) preferencias, optar por el placer, por estrujar los recuerdos, la imaginación, la fantasía, la necesidad de lo que no para convertirlo en lo que sí, en lo que quizás, mentir, decir, exagerar, inventar, vender ( es un decir) la intimidad de un sueño, de un deseo, de los deseos, escribir porque quieres, también para que te quieran, contar sin engañar, esto es lo que hay, ay (1), inventar mundos, gentes, emociones, abrir el arcón de las frustraciones y dejarlas sueltas por los prados de lo que sucederá a nada que sigamos juntando voces que salen de vaya usted a saber de dónde, que es mágico este oficio no remunerado de escribir a deshoras aprovechando que el mar esta frío y no se bañan ni los peces.
En eso/esto estamos.
Buenos días.
Subió una mona a un nogal, etcétera.
(1) escribir en una tableta sin teclado, sin acentos, en un lugar remoto, sin internet, buscando wifi por las esquinas, por los bares, tiene su mérito. De esta acabo alcohólico.
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