Parker no tiene billete de regreso
Mensajera del más allá, tú vienes
con forma de mujer, pero el abismo
se cierne junto a ti tan dulcemente.
Bronwyn,
constelaciones pálidas esperan
en medio de otros cielos con tu luz.
Juan Eduardo Cirlot.
8. Sigue lloviendo, es un día triste, no parece primavera. Parker sueña con una mujer de cristal, sabe que no le conviene pero, ay, su sonrisa. Se mete en ella, por sus oídos, elude la lengua, entra a sus pulmones, la recorre por dentro, inventa lo que piensa, adivina lo que siente, pequeño, un insecto mínimo, ve los intestinos, el bazo, un apunte de sentimientos que en tiestos rojos se plantó en el hígado, el deseo en cuadros colgados en su aorta, el miedo que pende de la tráquea, las ilusiones que corren por sus venas. Ya en el colmo la imagina desnuda, la abraza como un náufrago, nadador hasta su playa, esforzado amante que acaricia sus muslos y ese espacio que se abre como una magnolia, que le embriaga, se pierde en ella, goza, muere de placer, despierta, sabe cuál fue el camino de ida, no tiene billete de regreso.
2 comments :
A veces, muchas, me he hecho esa pregunta...
Y no, no me convenía tampoco, pero esa ironía, esa manera de mirarme, esa sonrisa...
Besín, Parker-Pedro.
En el caso de Parker se trataba de una mujer de cristal y claro, era más fácil saber su conveniencia o no. Saludos de agosto.
Publicar un comentario