martes, 26 de febrero de 2013

Llueve sin parar.

Para mí estas palabras se remontan por encima de las reglas.
No buscan apoyo en ejemplos de ninguna clase.
Mi fe es fuerte, ciega y sin ningún fundamento.

Wislawa Szymborska,



Llueve sin parar.

La mancha del techo en el comedor se extiende hasta juntarse con la del dormitorio y esta a su vez con la de mi corazón que vuela por la casa buscando el ornamento del poeta, la tortuga y el sofisma, pretendiendo decir lo que no digo porque no sé qué decir y con presunción apelo a la emoción de quien lea y vea y sepa que si a esto lo vuelves del revés ya no ves y el error se muestra como esa mancha creciente y el silencio es una consecuencia del exceso de palabras.

Llueve sin parar

4 comments :

bixen dijo...

Las manchas del techo de dos cuartos contiguos no se (arre)juntan, a no ser que les salgan goteras o lleven muchos años sin atención.

Pedro M. Martínez dijo...

Bixen, recuerda Bélmez.

Unknown dijo...

la mancha provista en el exceso de la que opaca y no calla, transmite asi sea en abundancia de aparente no cordura el inicio y fin en tal conexion, que deja huella que no es mancha en el que lee y no es poeta.

Pedro M. Martínez dijo...

Eso, jose jacome, eso.

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