jueves, 14 de febrero de 2013

Caldero.


Selene and Endymion. -Death of Orion. 1660-80. Johann Carl Loth.
Resistir, en lo conocido, en la ausencia del pararrayos, en el esplendor de a veces, en la fragilidad de la inspiración, en la fuerza empañada por las dudas asaltando el fuerte de mi infancia y los amores perdidos./ ¿Qué decir sobre esto?, refugiado bajo una higuera repaso los óxidos y el álcali, la ventana del laboratorio desde donde vi tanto al pterodáctilo como a una joven Isabel corriendo al colegio con los libros abrazados bajo su sonrisa tímida, páginas blancas, sin cicatrices, tesoro entre el follaje de no saber, aún, flores de magnolio en el basurero, embriaguez de impacientes besos  y el bálsamo de una edad temprana./ Este es el invierno soberbio de la lluvia y los peces ciegos, de las leyes derogadas y, sobre todo, de la añoranza de la ternura, esta asfixiante ausencia de caricias, el veneno de la piel fría y el no./ Resistir, claro, mirando los ojos rabiosos del lobo maltratado, las rosas de espinas inalterables, hay una mujer con las manos heridas de esquivar desventuras, está sentada junto a una ventana con cristales opacos, musita venganzas que caen a una hoguera de codicia, de arenales./ ¿Cuánto tiempo más así?, lo dirán los violines y la coartada, un mensaje en la columna, el abanico plegado sobre el rostro. / El amor es una herejía que grito en la noche del anciano Papa que lo deja y mil perversos políticos en el lodazal junto al cementerio donde evolucionaban los aeroplanos invisibles, los avestruces y mi Polaroid como el jibión gigante que jamás pescó mi padre o un ruiseñor con las plumas pintadas./ Déjalo ya, escucho mugidos sobre la tierra mojada, los caballos de la rutina se despeñan sobre la marmita de esta literatura maltratada tan lejos de Quignard, de Salter, de Cohen, arrodillado frente al altar de lo inaccesible, a la derecha la verja donde oran las monjas, arriba el coro de las asexuadas criaturas aladas, en mi alma aquella a quién amé ya es otra, yo mismo no sé quién soy./ Hoy.
Se deja reposar y se sirve bien frío después del postre.





1 comments :

Magnolio dijo...


De reposo están llenos los cementerios. Lo prefiero así, con el café caliente de la mañana, cantando (antes y después)a dúo con Mina "Nun é peccato".

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