Bernardo Atxaga
Bernardo Atxaga
37 PREGUNTAS A MI ÚNICO CONTACTO AL OTRO LADO DE LA FRONTERA
Dime, ¿Es feliz la gente allá al otro lado de la frontera?
¿Encuentra su amor respuesta en un veinte o veintidós por ciento de los casos, o como aquí
son mudos los teléfonos, corazones desiertos noche tras noche
corazones desiertos en la última habitación del laberinto?
¿Hay en vuestro reino, entre vuestros territorios, algún lugar
llamado Greenland o Groenlandia? ¿Son sombríos sus valles?
¿Hay gasolineras de la compañía Shell? ¿Se acercan las mariposas hasta las conchas amarillas? ¿Ni aun en invierno?
¿Nunca existió allí un espía llamado Cenizas?
Dime, ¿Es feliz la gente allá al otro lado de la frontera?
¿Nunca soñáis con cangrejos? ¿Y con niños ciegos?
¿Os acordáis alguna vez del ciclista Tom Simpson, de cómo se asfixió en el Aubisque? ¿Qué me decís de la imagen de su maillot
como una tabla de ajedrez rota sobre la gravilla? Al otro lado de la frontera, ¿protege la hoja al fruto?
¿Hay fresas?
¿Tienen los peces abisales presentimientos
acerca del sol? ¿Saben distinguir la palabra Luz de la palabra Sombra?
Aquellos que al tomar el tren, desaparición en la transparencia de la tarde,
¿Hasta cuándo conservaron la ilusión de que podrían quedarse?
Se me ha dicho que para los pájaros no hay otro destino que el viento
y que hay barcos que jamás alcanzan un puerto.
Cuando vosotros habláis del destino, ¿A qué os referís exactamente?
¿A las ventajas de un trabajo seguro? ¿Quizá a lo que se come con salsa de naranja? ¿Nunca rezáis por las caravanas del desierto?
¿Son muchos, sois muchos los habitantes del otro lado de la frontera?
Esta gente que veo todos los días por la calle, ¿vive allá?
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