martes, 6 de noviembre de 2012

Nightwood


El libro que mece la cuna es...



Nos ahogamos con el espesor de nuestra lengua cuando decimos "Te quiero", del mismo modo que en los ojos de un niño perdido durante mucho tiempo se advierte la imagen contraída de esta distancia: un niño que se empequeñece en las garras de un animal que surge impetuosamente de las fauces del iris. No somos sino piel tirante sobre un viento con los músculos crispados contra la mortalidad. Dormimos sumidos en un polvo de reproches contra nosotros mismos. Estamos llenos hasta la garganta de los nombres que damos al sufrimiento. La vida, el pasado en el que la noche selecciona y mastica el alimento que nutre nuestra desesperación. La vida, el permiso para conocer a la muerte. Nosotros fuimos creados a fin de que la Tierra pudiera advertir su sabor inhumano, y el amor, a fin de que el cuerpo sea tan querido que hasta la misma Tierra gima con él. Sí; nosotros que estamos ahítos de sufrimiento hasta la garganta, deberíamos mirar bien en derredor, dudando de todo lo que se ve, se hace o se dice, precisamente porque tenemos una palabra para ello y no para su alquimia
Nightwood
(El bosque de la noche),
Djuna Barnes

Algunos comentarios:
Mi opinión es que se trata de un libro difícil e imprescindible, obligatorio, para leer con pausa, volviendo atrás, releyendo, un ejercicio intelectual, pura gimnasia para la mente. Pero, claro, cada uno tiene sus gustos.


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