miércoles, 28 de noviembre de 2007

Rutina.

Que te acostumbras. Es lo que tiene. Bueno o malo -¿quién determina la bondad?- pero constante. Y la rutina engancha. No es premeditado, no, es una necesidad. Me refiero a la mía. Me refiero al hambre de decir, de contar, sobre todo de sentir. Un día, otro, como complemento a necesidades de intendencia, más aburridas, más prácticas, más tangibles. No sé si es tangible la felicidad. O el amor. ¿Puede tocarse el amor?, ¿y el sentido de la vida? Un día lo pierdes y sí, entonces sabes que la piel está expuesta a la inclemencia, al desamparo de no entender, del vacío, del frío de la nada. Junto aquí palabras, nada más. A veces, alguien las lee, las interpreta o las siente. A veces alguien me las devuelve tan enriquecidas que dejar una respuesta es una necesidad vital, un impulso de caricia, una mirada más allá de lo que puedo ver.


Las piernas. Que no salto. Al menos no tanto como antes. No como Fosbury que ese sí que saltaba. Sin embargo salto. A veces de espaldas, de bastante altura, con doble tirabuzón. Y caigo de pie. Sin pasos laterales. Es el entrenamiento. Algo de arte habrá, también. Que no hay que quitarse méritos. Ni réditos. Que el que guarda, haya. Pero prefiero hablar de ahora. No hay más. Tenía, hacía, fui, cuando yo era, hace ya, entonces, ayer. ¡No! Antes es antes, o sea nunca. El ahora también es fugaz. Por eso hay que aprovecharlo. No hay segundas oportunidades. Los y si hubiera hecho esto pasa sólo en las películas. No lo hiciste y te callas. Lo peor es que no abren ventanillas de reclamaciones. Y si las hay los funcionarios son sordos. O no venden billetes de regreso. Vuelva usted mañana. O no vuelva. Por lo de las carreteras. El hielo. Falta menos de un mes para Navidad. Pero en un mes se pueden hacer muchas cosas. Por ejemplo saltar. Antes sí que saltaba. (Me contradigo, muy bien, me contradigo. Soy amplio, etc. Lo de Walt Withman)

O lo del amor.
Estoy enamorada- me dice Eva.
Qué alegría, preséntamelo- le digo.
Es feo –me dice.
Vaya amor de las narices- pienso.

Que te enamoras y te quedas ciego, que no ves, que todo es bello, que la mirada interior anula el resto, la realidad, que ella era la mujer más bella del mundo, que la veía desnuda sobre la cama y lloraba de felicidad, que la acariciaba y me crecían orquídeas en los dedos, que besaba su cuello y mis labios formaban un horizonte sin límites, que se juntaban nuestros cuerpos y el mundo era un paraíso de emociones en el que vibraba cada átomo de mi ser, que nunca he sentido así, que la emoción era tanta que anulaba la realidad y entraba en otra realidad donde el calor nos elevaba hasta el cielo, nosotros éramos el cielo. Etc.

¿Sigues enamorado?- me pregunta.
No lo recuerdo –contesto.
¿Era bella? –insiste, curiosa.
Es fea –le digo.
Vaya enamoramientos tiene este –piensa Eva.

Pues eso, que intento no repetirme pero. No repaso. La verdad es que me he implantado dos Gigas de memoria en la nuca. Ni por esas. Así y todo. ¿A vosotros no os ocurre? Tengo un libro de reclamaciones. Nada por aquí, nada por allá. Es difícil. Ella (una ella) (ella) criticaba todos mis escritos. Era un problema. De autoestima. De la mía. Que pensaba que escribía todo mal. Que le dejaba el corazón encima de un plato de plata y me decía que me había comido una coma, que me pasaba toda la noche planchando el alma y me decía que tenía arrugados los acentos. Hasta que determiné que el problema era de ella (ella), de su gusto, o su disgusto, que no, que escribo como sé. Incluso vivo como sé. A veces como puedo. No me digas nada, ya sé que a ti también te ocurre.
Bien, también lo sé, lo suyo sería poner la página solo con los escritos, sin fotos ni música. Esto me parece una concesión, prostitución, vender mi cuerpo literario. ¿Y qué?, hago experimentos, dejo el fondo blanco, negro, cambio las músicas, los colores, robo fotografías como un ratero sin antifaz, silbo. Tocan a la puerta, debo parar. ¡Voy!.


(Pueden tomar números en ese aparatillo de la esquina inferior izquierda.)
(Como en las charcuterías).

(Os aprecio)
(Quiero que lo sepáis)




23 comments :

ybris dijo...

Pues sí. La rutina engancha, afortunadamente.
Es que resulta difícil inventarse cada día.
Y que conste que tú te renuevas de tal manera que uno se siente como con complejo de cuerpo inerte.

Abrazos

mirada dijo...

Has provocado mi emoción, mis lágrimas al borde de rodar mejilla abajo... Carai, qué valiente, si me pongo a pensar, me entra pánico. Un abrazo enorme. (Vaya cuerpazos)

mirada dijo...

Ah.... yo también te quiero...mucho, mucho, mucho.

Pedro M. Martínez dijo...

ybris, vamos a ver, mi punto de vista es otro.
No sobre la rutina, no (eso queda claro, está ahí), sobre inventarse.
Uno mismo debe estar ya inventado.
Y no solo, patentado incluso.
Lo que debe es renovarse, cada momento, buscarse lo nuevo, crear cosas diferentes, recrearse.
La cantaban Los Mitos “es muy fácil, si lo intentas”

Con tus comentarios por estímulo, escribir aquí es muy fácil.
Te lo agradezco, sin rutina, y te abrazo amistósamente.

Pedro M. Martínez dijo...

Mirada bella, ¿valiente? Casi nadie sabe quién soy (tú sí, guapa).
Se puede decir aquí lo que se quiera.
Si tienes la fortuna que alguien te lea vas bien.
Estos blog son para disfrute de uno mismo.
Una especie de masturbación literaria.
Onanismo cultural.
Un desperdicio.

perdona...¿y que alguien te lea como Mirada?
Uff, eso son palabras mayores. Eso es auténtica cópula emocional, una unión multiorgásmica, un disfrute cósmico.
(Bueno, exagerando un poco, ya sabe usted que no se puede comparar una cosa con otra)

Mirada, te lo cuento al oído (del teléfono, claro)
¡¡¡Guapísima!!!

Muchas gracias, linda, un besazo.

Margot dijo...

Cogí el número siete, significa algo? dejaré de ser torpe? porque yo saltar... lo que se dice saltar, malamente. La pata de palo lo impide y el parche, que confundo las distancias laterales y la última que lo intenté caí encima de un señor, feo, muy feo, más que yo, y creí que era amor porque sentí un pinchazo pero no, era la pata de palo astillada y casi mejor porque ahora que te leo pienso que a lo mejor le hubiera dado por tacharme las tildes o jugarse a los dados mis puntos seguidos... ufff. Y una se prostituye por la literatura, de ser necesario, pero no por un señor y encima feo.

Y el sentido de la vida? Bien gracias, como siempre, desaparecido en combate.

Besos apreciativos pero sexys que ñoñerias las justas, hoy.

Pedro M. Martínez dijo...

Ay! Margot, que después de un beso sexy uno está ya solo para la faena, que lo otro es menor, que no, que lo que es, es.
Pero, al lio.
Con el siete irás justo después del seis, lo que no quiere decir nada o lo dice todo. Es una cuestión de turno nocturno. Lo bueno es que estás antes del ocho. Madrugar, es eso, ya sabes el refrán.
Saltar. Bueno, pues no saltes, tu quédate quieta y sonríe, sonríe todo el rato, hasta que te duelan las comisuras, es lo que más jode a los envidiosos, la felicidad ajena.
Que te pincha la pata, la de palo: sonríe.
Que se te corre el parche: sonríe.
Que no se te corre: toma cartas en el asunto, hay medicinas.
Que hay que prostituirse por la literatura...bueno, según lo que paguen, que por dos duros no está uno para soportar coitos a deshoras, pesados a destiempo, señores y señoras pasados de moda.
Déjate de rollos y a lo nuestro ¿por donde íbamos?

Besos salvajes.

oveja dijo...

yo me impongo la rutina diaria de no ser nunca rutinaria, es un trabajo duro no te creas..

Pedro M. Martínez dijo...

Te creo ovejavieja, te creo.

Isabel Barceló Chico dijo...

No s� si alguna vez alguien se ha enamorado de la persona correcta, de aquella que no pone pegas a las comas ni los acentos ni los puntos y aparte. Pero ay, amigo pedro, la felicidad no es materia literaria. O quiz� no es materia literaria para nosotros. Leyendo el p�rrafo de ese amor intenso en que ambos toc�bais/�rais el cielo, he pensado en t� (Siqueo) y Dido. Porque ven�a a contarte de la propuesta que he hecho a los participantes en la historia de Dido: que preparen un texto breve dando voz a su personaje, que sepamos algo m�s de �l. Y al leerte... Bueno, te he visto amando a Dido. Besos, querido amigo y considera mi propuesta.

Anónimo dijo...

" La vida sólo es posible
reinventada.
Va el sol por los campos
y pasea su dorada mano
por las aguas, por las hojas...
¡Ah, todo burbujas
que brotan de hondas piscinas
de ilusión... - nada jamás.
¡Ah!, todo burbujas
Pero la vida, la vida, la vida,
la vida sólo es posible
reinventada.
Viene la luna, viene, retira
las cadenas de mis brazos.
Me proyecto por espacios
llenos de tu figura.
Sola, equilibrada en el tiempo,
me desprendo del vaivén
que más allá del tiempo me lleva.
Sola, en la tiniebla
permanezco: recibida y dada.
Porque la vida, la vida, la vida,
la vida sólo es posible
reinventada. "
Cecilia Meireles .

Besos con sabor a mar.

Nikté dijo...

Yo también una vez amé a un hombre que escribia, de hecho nos inventabamos cuentos donde eramos los personajes.En uno de ellos y cansada ya de la historia que parecía no acabar nunca, le dije que me matase, como no quiso hacerlo le obligué respondiendo con otro donde me di muerte con sus manos.
La destrucción y el amor ya sabes

Y a ese hombre le corregía cuando creía que su escrito no estaba a su altura.
El era mío, así lo creía y deseaba que sacara lo mejor de el y al final ¿Sábes que ocurrió?
Que murieron los dos (ellos)
entre parentesis como a ti te gusta.

Un beso de esos sin carne que nos tropiece.

gaia07 dijo...

Vengo a equivocarme de nuevo. A que me corrijas si lo crees necesario. No intento cambiar opiniones de nadie, comento qué me provoca lo que escribes, ni tampoco quiero entenderte solo quiero leerte. Y besarte. Y volver. Y leerte. Pues eso… que si.

Pedro M. Martínez dijo...

La considero Isabel Romana, luego bajo a comprarme media hora de tiempo y me pongo a ello.
Ya lo había leído en tu página.
Un problema: no recuerdo quién era.
Bueno, me buscaré.
Besos entusiastas.

Pedro M. Martínez dijo...

Anónimo y Cecilia Meireles, es un intenso poema.
Me ha gustado mucho.
Gracias.
Pues eso, los besos marinos.

Pedro M. Martínez dijo...

Una triste historia Nikté.
Él no era tuyo. Nunca nadie es nuestro. Ni siquiera nosotros somos dueños (de nosotros mismos). A veces jugamos a que sí. Nos equivocamos. Por eso morimos. O debemos matarnos.
Y vuelta a empezar. Un poco mayores, bastante cansados, otros.
No conozco besos sin carne, pero bueno.

Pedro M. Martínez dijo...

gaia07, de acuerdo, sí, ven , lee, besémonos, lee, besémonos de nuevo, vale, sí, estoy de acuerdo, tienes razón, lee, ven, vuelve, besémonos, sí.
Guapa.

Anónimo dijo...

- Buenos días, un billete al futuro.
- ¿Regreso?
- No, que va, si no he estado nunca
- Aha...¿y no prefiere volverse a algún sitio conocido? La vía es mucho más segura y confortable.
- No, no tengo ningún interes en volver atrás, cuando quiera será el primero en saberlo, pero de momento...
- Así que un billete hacia el futuro, ¿primera clase?
- Sorpréndame
- Por favor, puede tutearme.
- Sorpréndeme entonces
- No me lo digas dos veces...(por lo bajini)
- ¿Qué?
- Decía que solo hay sitio en el maletero, junto a las gallinas y a los perros
- Perfecto
- Serán dos besos y medios
- ...le doy uno y cuarto.
- Dos y no bajo más
- Te aprovechas de mi prisa...
- Porque no me dejas más
- Lo cierto es que tus labios me resultan familiares...nos conocemos?
- Bajos tu peluca y tus grandes gafas de sol sigues estando preciosa.
- ¿Nena?
- Al fin, ya tardabas...
- Así que intentando que vuelva al pasado...creo que ya lo habíamos hablado
- Te echo de menos
- Yo a ti no
- Mentirosa...
- ¿Y qué si te añoro? Ya no es lo mismo, además, me he quitado de abrazos y besos, ya no te necesito para nada.
- Por eso sueñas con mis labios y con mis manos
- Gracias por el billete, nos vemos la próxima.
- ¿Solo ida?
- Nunca vuelvo, ¿recuerdas?
- Algún día...algún día.


...me niego a trabajar...(ahora me pongo a ello).

Un abrazo, de los que no necesito...pero miento tan mal que se nota a la lengua...legua! quería decir legua! en qué estaria pensando?? ;P

Nikté dijo...

No, no es triste
Una pena que no sepas de esos besos, son los mejores, los que perduran.
Me niego a otros, ya ves.
¿Cuando me harás reir?

Pedro M. Martínez dijo...

Maduixeta,me mueves, conmueves, sorprendes, juegas con mi tiempo y mi natural inclinación hacia lo peligroso, lo prohibido, lo excitante, el ingenio (el tuyo, claro) agarrándome de las solapas aunque vaya desnudo.
Tu diálogo/monologo me ha encantado.
Me besas y me convierto en tu príncipe ¿si?
Pues eso, a lo nuestro.

Pedro M. Martínez dijo...

Nikté, cuando quieras.
Reirás hasta dolerte la cintura.
Pero tienes que poner algo de tu parte.
Me cuentas una historia triste (para mi) y quieres que la entienda con sonrisas.
Pues no, niña, uno también tiene su corazoncito y su criterio.
Y sus traumas.
Me pongo en el lugar del que era tuyo (que tú creías que era tuyo)
He conocido a muchas personas que han creído que era suyo.
A pesar de los besos (muchos, riadas de besos)
Y no.
Cada uno es de cada uno.
Y bastante.
A veces ni eso.

Anda ven, con los besos que quieras, respeto tu negativa y tu tristeza.
Me esmeraré.
Te lo prometo.

Anónimo dijo...

Las solapas son traicioneras, por eso yo voy desnuda del todo, ni túnicas, ni bolsillos (que de ahí caen cosas, lo sé, me lo han dicho), ni siquiera corbata, con lo que me gustan.

Venga, mi príncipe, dale un beso a esta ranita morenita tan bonita, no puedo prometerte que me convierta en princesa, pero sí puedo aseverarte que no tendrás problemas de moscas en verano.

Pedro M. Martínez dijo...

Ya Maduixeta, si para las moscas uutilizas la lenguua con tanta habilidad como para tuus parlamentos tan ingeniosos, tan certeros, no exentos de cariño, no, y largos, brillantes como bombillas navideñas, redondos como uuna O embarazada, sin esquuinas, tiernos como ajos confitados, sabrosos como las aluubias de mi puueblo (el quue no tengo)…esto…ah, lo de la lenguua, lo del beso, ven, princesa, y ponte uuna túunica, al menos, uuno es puudoroso y friolero, algo cortado, eduucado en suus modos y maneras, no amanerado –no confuundas- de palabras antiguuas como quuinquués, de modales del 19, y me eduuco, lo intento, me reeduuco más bien, para ser otro, malo, lenguuaraz, no hay manera, la muuchachada nuui me reconforta, tuu voz me afila las orejas, tuu decir me deja flores en el corner de los ojos, juunto al lacrimal. Y encima sabes. Quué bien. Lo tuuyo es uun gran regalo. Gracias.

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