sábado, 3 de noviembre de 2007

Luz.


“Tal vez el otro lado existe
y es también la mirada
y todo esto es lo otro
y aquello esto
y somos una forma que cambia con la luz
hasta ser sólo luz, sólo sombra.
(Blanca Varela.)

Detrás del alto muro, en el otro lado, está la luz. Filtrándose por los mohosos ladrillos, rezumando al tacto de manos torpes, apenas una manera de ignorar que ahí reluce la verdad, que ahí está sentado un arcángel sobre una piedra blanca.

Y leo blog, post, terminologías que no entiendo, que acepto apenas por no salir de estos espacios de comunicación, tratando de armonizar las músicas que no, las que me hieren el oído, mordiéndome la lengua para no dejar cabalgar los caballos, los alazanes prestos para el galope, con las mordaces crines reacias al viento de lo inaceptable, de lo que en mi mundo no es así, de lo que no quiero que sea así. Puertas cerradas, sinfonía del alma en reposo después del amor, tiempo de mis dedos perdidos en su cuerpo, de mi cabeza perdida en el recuerdo de otros cuerpos, del silencio mirando con arrebatada fijeza. A veces seguir el rastro es complicado, estos temporales dejan los caminos embarrados, se confunden las señales en los cruces y el norte se pierde entre la niebla. No equivocar la pintura de la puerta con la soledad que duele, que pesa como palabras huecas. De ahí la luz, no hay que perderla, detrás del alto muro, de la losa, donde esté, la luz, octavo cielo o misterio.

Leo y leo, no, no es esto, no hay carabelas surcando los mares con robustos vigías en los mástiles, no hay princesas custodiadas por dragones, no hay gnomos sabios llevando anillos mágicos, no hay nada más que lo que hay, una conexión ADSL -que vaya a saber usted lo que es-, curiosidad, trabajo, escritos y firmas anónimas diciendo lindezas (gracias). Sólo sufren por desamor, por ausencia, por melancolía de corazones rotos. Y la luz... ¿quién la busca?

Cada día me quito el séptimo velo, aliso mis plumas, me perfumo las sienes, me abrazo al firmamento, escucho el golpear de canicas en el parque perdido de la infancia, los días pasan como una brisa sutil, trepo hiriéndome los codos, las uñas, con los cristales rotos en el borde de la valla literaria, me embriago con líquidos chinos de botellas con gusanos verdes, tiro por la ventana renegridos libros de poetas perdidos en el último incendio, entro en la noche y la deshojo pétalo a pétalo hasta que llega la ternura del amanecer y alguien inclina su cabeza en mi cuello, me inunda con una melena negra, pego una patada a un ciego, le robo la recaudación del día, me la gasto con mujeres malas que me dicen cosas buenas.¿Qué pasa? estoy buscando la luz.

Ay, estas sombras tienen un dulce gusto de abismo.


“Podría pasar así mil noches
viendo arder la hoguera de mi descalabro
sin darme cuenta que de mí
no hay que esperar cordura
y que, en el altar donde iluminaba tu idolatría,
habrá otra santa y quizás una oración
por todos los que han perdido la fe,
la única fe que nos quedaba.”

(Ramón Reboiras.)


13 comments :

mirada dijo...

"adicción al verbo"... a tu verbo.
Buen día comienza, si con esta luz. Tan clara en el cielo, tan azul celeste...
Es un placer, cada día, cada mañana, cada tarde, cada noche...
Gracias tesoro.

mirada dijo...

Betty Lavette... wooow...

Tu blog, tus post... son así: sonidos que expresan, constantemente, tu idea. Y tu idea es tu luz.
Coincidimos en gustos literarios, musicales, artísticos, estéticos, armónicos, vamos que si... que coincidimos :-)
Besitos, muchos.

Anónimo dijo...

Yo,

yo busco la luz, y busco palabras, que surcan bagajes diferentes.
No hay tristeza infinita porque lo humano es sensitivo. Y el ADSL no es más que un medio totalmente invisible, que se hace notar en las facturas. Más megas, más cara.

Es así la vida; si Pedro mío.

Muchos besos,


que bendito seas puñetero: ay! si yo te contara...

Que te contaré algún día claro,

besos apretáos.

Ea!

DaliaNegra dijo...

Hermoso lo que escribes.Un beso*

Pedro M. Martínez dijo...

Mirada, créeme, mi añoranza es tan grande que susurro tu nombre (el tuyo) en noches vacías, aunque la música. No se pueden dejar asignaturas para septiembre y algo ha quedado pendiente, lo sé, además de las manos enlazadas y mirarnos a los ojos.
Agradezco tus palabras y me refugio en ellas, encantado (aunque también necesitado)
Y coincidimos, claro que coincidimos, desde el primer instante en aquella plaza.
Aquí te espera Mercedes Peón
¡¡¡Guapa!!!

Pedro M. Martínez dijo...

Cuenta, cuenta PaquiLou ¿es por?, ¿es sobre?, ¿te refieres a? y los tiempos cambian aunque seguimos y seguimos, hablando por no callar, buscando hasta debajo de las piedras y qué suerte el día que nos vimos el alma. Desde entonces estoy como niño con zapatos nuevos (que se decía, antes).
Te abrazo así, dominante, mirándote dentro.
Tú.

Pedro M. Martínez dijo...

Muchas gracias DaliaNegra, me alegro mucho.
Besos y besos.

Anónimo dijo...

El mundo es oscuro.
Al otro lado del muro hay una lámpara de luz negra.
La otra luz, la que ilumina de colores, y la que calienta desde la lámpara, está dentro, cerca de alguna víscera, creo. Y a veces está al lado mismo. Ahí, ahí al lado. Glup la tiene.
En los blogs hay solecito y nubarrones. En los blogs del otro lado del muro, sol negro de eclipse, y nubarrones de tiza negra. En los blogs luminosos, de aquí al lado, hay brillo de palabras.
Diógenes buscaba hombres con su lámpara de aceite. Glup busca la luz con un candil de palabras.

Nikté dijo...

No sé con que ojos miras si no has logrado ver Unicornios, princesas, dragones y gnomos.
No se hacia donde lees o escribes.
Y la luz no se halla donde la fe está perdida.

Sólo me queda la frase de la ternura de la mañana.

El resto en acuerdo y desacuerdos, pero sí, hay mucho de cierto.

Necesito de todos mis sentidos para leerte. Es placentero, si
Pero quedo exhausta, creeme.

Pedro M. Martínez dijo...

Gracias, Ardi.
Recibe mi abrazo.

Pedro M. Martínez dijo...

Te creo, Nikté, por supuesto.

Cada uno mira con sus ojos.
Algunos hasta ven.
Para su desgracia.
Es mejor ver unicornios y princesas.
O no ver.
Más sencillo, más cómodo, más rápido.
Te abrazo y te envío oxígeno.

begusa dijo...

Toc-toc... ¿se puede?
(la puerta estaba abierta)
¿Qué es lo que pasa? Qué canción más encantadora ésta que he elegido.
(mi reloj empieza a vibrar...miro con los ojos entrecerrados... :O las agujas se escapan sigilosas dejando un cartel: teníamos agujetas de tanto girar.
Un viento se ha colado por debajo de la puerta y me ha levantado revoltoso el vestido como espirales jugando con la luz tramposa...
Qué magnífica sensación!
Y entonces viene lo inevitable: la sonrisa...
(gracias)

Pedro M. Martínez dijo...

begusa pasa, pasa, aquí no tienes que pedir permiso (para pasar, al menos)
Y luego el (tu) comentario, que no sé si es o va o viene o qué.
Te lo agradezco igual, igual.
Me alegra tu sonrisa.
Sí, ya ves.

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