Palabras en una flor de volframio.
Poblado estoy de muchas azoteas.
Sobre la mar se tienden las más blancas,
dispuestas a zarpar al sol, llevando
como velas las sábanas tendidas.
Otras dan a los campos, pero hay una
que solo da al amor, cara a los montes.
Y es la que siempre vuelve.
(Rafael Alberti)
Mi querida niña rubia, más de medio año después aún no nos hemos visto, aún no he regularizado el ritmo. Llevaré una magnolia y un sombrero blanco, estaré junto al reloj de la estación, esperándote, esperándome bajo un cielo gris impropio de Noviembre, entre los rascacielos de ladrillo y vidrio donde entran y salen las hormigas, ha pasado un avión de alas blancas, ha pasado un ángel serio, ha pasado tanto tiempo que ya no me queda nada en los recovecos del recuerdo, ni siquiera un poso de él, de aquel que fui, se me han llenado los ojos del barro del tiempo depositándose en el fondo de un nombre, de todos los nombres, han pasado después por tantas cabinas de lavados rápidos, por tantas duchas de olvido, se han roto los espejos de luz, la nieve, y ahora nos encontraremos tú y yo en el mercado de Chiclana, en el de Lagos, en la Ribera, nos encontraremos.
Más de medio año después este mundo blog se acurruca y tiembla como un animal asustado, insecto acosado por abejas, carramarro agitando sus pinzas en bailes de defensa, un estúpido rito de contar lo que no se puede contar, la señora de la almena no quiere leer, siempre un alguien inexistente, la utopía, no hay nadie así, qué demonios hago aquí inventando mis deseos, mis sueños, la frustración de no poder abrazar un cuerpo de nunca jamás, geisha que habla, indio comanche que se expresa con signos, la que besa los párpados, la que lava el alma en el confiado río que fluye desde la infancia, la que abre la puerta del sótano que me deja ante esta otra puerta de otro sótano que conduce a un agujero negro, negro y hace demasiado tiempo que perdí el manojo de llaves.
Mas de medio año después sigo aquí con caligrafía de baile de saltamontes, con ojos ávidos de ver nuevos paisajes bajo una lámpara de carburo, despedirme de los muros del puerto sentado en el pretil del muelle, subirme al coche y cruzar un país de norte a sur, me duelen los ojos, los oídos, quiero gritar y no tengo garganta, ni lengua, mis dientes muerden trozos de corazón, me falta pulso y tiempo, cuadernos de anillas donde juntar olores, pegar muérdago y ladridos, tumbarme sobre el agua haciendo el muerto, se me hunden las piernas y peces de sucio dorado mordisquean mis dedos, me voy a ir y no sé donde, me he ido y no sé cuando, quiero volver y no sé sobre qué tierra amarilla camino en círculos huyendo de pequeños remordimientos negros con lanzas de culpa, con flechas de arrepentimiento, con escudos de miedo, con una hoguera donde se quema la vida, ay, este humo me impide ver el otro lado del universo, allí donde se caen las estrellas y los dioses se juntan para dibujar las líneas de la carretera que lleva a ninguna parte.
Recuerda, niña rubia, llevaré una magnolia y un sombrero blanco.
12 comments :
Sigue el camino de baldosas amarillas...
Shh...yo llevo un girasol enrrollado en el pelo pero solo miro, observo, leo los labios, pero no entorpezco la labor que quizá cambio el curso de la historia.
¿Así que son los dioses los que ponen los peajes? muy mal me parece todo.
Me ha zarandeado un recuerdo, mejor dicho una imagen remember, una espalda, unos hombros...a continuación un sentimiento...y después, nada.
Me pregunto si realmente soy tan...distinta al resto, a la mayoria, con mi barbilla cortando el viento, con mis axiomas de zapatos de cemento, con esa mirada de reproche, con mi puñetazo en la mesa, con mi pequeña caja fuerte fabricada a mano en la que guardo mi querer más profundo...Luego resulta que doy miedo, si es que es normal jajajaja. Tras la fachada de un feminismo tergiversado se encuentra una gran puerta, y tras ella...un mundo!!
No adoro la soledad, ni es mi fiel compañera, pero asumo que de vez en cuando me gusta tomar un café con ella, las dos solitas (no podía ser de otro modo) y recordar viejos tiempo a la vez que creamos nuevas aventuras. Ella entiende que no le soy fiel, pero en nuestro contrato, en letra grande, ya estaba estipulado, las dos lo llevamos bien. Supongo que la tranquiliza saber que no me comparte con cualquiera, de ahí la escasez de infidelidades...que cosas, mare mía...
Ya estamos otra vez, que se me van los dedos (como antaño jajaja, pero sobre teclas).
Una caricia, que ya te he besado antes...
Mmm...déjame pensar...claro, una carícia de pétalo en la nariz.
¿Te encuentras mejor?
Digo, después de vomitar
El acúmulo de sensaciones ha sido tan intenso que aún me tiemblan las piernas.
Pero una cosa te digo: como me trates como una abeja pululando a tu alrededor me marcho
Piufffffffff
Y mira que nunca, eim?, nunca, nunca antes pero... me han entrado unas ganas de ser rubia...
Ya sabes, es que tu surrealismo me pone cantidubi, jeje.
Un besote, mi niño!!
Ahh y que cometas no he visto porque me pilló metida en un árbol esa noche, me daba miedo la oscuridad y ver algo que decían irrepetible. Pero que a ti te miro y para el caso debe ser lo mismo, me digo.
Cu-cú, tras-tras
La Magnolia es vital. La debo un puñado de secretos arrimada a su tronco.
Se,
que me inmuniza -fíjate- pero lo mejor de todo es que sino fuera por tí -ay-, sino fuera por tí...
Y por eso es más acusado el tiempo, la sensación del ritmo.
Sabiendo que cada día que pasa. No tiene retorno. Solo nos quedamos con todo lo que no se pierde con la palabra.
Reflexiones a grito pelado, las mías, burbujas cómo en lata agitada de cafeína y en sorbido corto. Parado el reloj.
La Magnolia lo sabe: -Cuxa tu, qué acento más sonoro tienes, me dijo.
Ese aire tan vasco desde éste sur, como el tuyo Glup.
Pero qué cosas, eh?
Ésta niña rubia, ya no es tan niña, de un tiempo a ésta parte.
Porque ha empezado a cogerle carrerilla a la vida,
sabe ya; que el tiempo, -ese- insultante tiempo, se pierde.
Si estás en la estación. Sabrás encontrarme:
-Es divertido, lo sé.
Siento el hielo que me quema el interior. AY! que cosquillas.
Alguien está ahí. Sí. És el no?
(Miro como de soslayo a mi Magnolia).
Venga (mi)Pedro,
empieza a hacer cruces divertidas mientras me esperas...
"esperándote, esperándome bajo un cielo gris impropio de Noviembre, entre los rascacielos de ladrillo y vidrio donde entran y salen las hormigas, ha pasado un avión de alas blancas, ha pasado un ángel serio, ha pasado tanto tiempo que ya no me queda nada en los recovecos del recuerdo, ni siquiera un poso de él, de aquel que fui, se me han llenado los ojos del barro del tiempo depositándose en el fondo de un nombre, de todos los nombres, han pasado"
Yo: -Mi Pedro, mi querido Pedro, si fuera otra, o aquella otra quizás, ahora mismo no tendría un solo segundo perdído en reconocerte que éstas palabras -tus propias palabras tan llenas que vacias, duelen. O al menos dejan una invitavión más que anulada.
Menos mal que no soy rencorosa.
Que nunca tuve en cuenta, que yo perdía hasta las bragas -literalmente- por acariciarte la calvorota. Despeluznarte el estómago. Contraerte las piernas. Porque era yo, y sigo siendo yo. Pero de un tiempo a ésta parte. Ahora mismo, sigo con el mismo entusiasmo pero con el garrote en mi conciencia.
Por favor, no me rompas las vértebras que soy frágil, eso sí.
1.- Ejercicios.
A)¿Lo dice él personaje? O lo dictamina la Rubia?
B)¿Entre palabras donde están los culpables legítimos?
Ay madre!
Sigue haciendo cruces...
Mil besos o más...tantos que te aguanten hasta que acabes el último trazo.
(Se conceden créditos).
;P
Maduixeta, leí tu comentario ayer (qué día, madre, que día, maldito viernes), rápido, y me hizo gracia.
Lo leo hoy, despacio, y me hace pensar. Me paro, bajo la música y pienso (soy hombre, hacer dos cosas intensas a la vez es demasiado complejo para mi).
Reina, así, como si nada, has dejado toda una declaración de intenciones, una radiografía, un autorretrato al carboncillo, un óleo daliniano en el que se te ven hasta las tripas, eso es quitarse las ropas con gracias.
Anda, tápate que vas a coger frío.
Intensa, Maduixeta, me has dejado meditabundo.
Te doy las gracias.
También por saber darle el toque de humor.
Pero ahí estás.
Un beso, emocionado.
Amenazadora Nikté, si tu eres una abeja yo soy un zángano. Y no.
No somos tan diferentes, es igual que escribamos, que no, que lo pintemos en las paredes con los dedos manchados en soledad, somos, casi todos, muy parecidos.
Ven, acércate, siéntate un rato, no salgas ahora a la calle con las piernas temblando.
Además seguro que no le encuentras, a estas horas.
Yo, al menos, no la encuentro (y mira que busco y rebusco)
Ah, Margot, pero...¿no eres rubia?...glup, no sé como decírtelo...después de tanto tiempo te había cogido cariño...(pero, pero, no tienes nada rubio?)...es que, verás...esta página, esta página...esto...va, lo digo, este blog es solo para rubias.
Ya.
(jejejejejeje, guapa, besazos)
Vale, Margot, teñida me gustas más.
Y no es lo mismo, entre un cometa y un señor (en mi caso una señora, tú), prefiero lo segundo (o sea, tú). Dónde va a parar.
Lo he hecho en sitios más raros(incluso más incómodos)
Queridísima PL, o C, o mujer rubia de ojos inmensos, me ha costado ¿sabes? que ayer te leí y me equivoqué (mis disculpas).
Es lo que tiene leer tanto, que no me paro quieto, leo un poema, dejo el libro, cojo otro, leo dos capítulos, cojo otro, muchos, demasiados, que ya no sé ni qué leo. Ni a quién.
Mi disculpa es que como. Y mi familia. Es un mala costumbre, lo sé. Pero a la mediodía, sobre todo, me entra una cosa así en el estómago, un run run, que me comería un buey, entero, con cuernos y todo. Claro, que vas al mercado y te lo cobran, eso intentan al menos (apúntamelo , Manolo). Para eso hace falta dinero, pasta, money. Y ya no llueven euros, ya no (antes, tú sabes, bella rubia, sí). O sea, que trabajo, que tengo que trabajar, mucho (por lo del buey, que están caros).
Segunda parte (+ o -)
Con esas actividades agobiantes, empresa para arriba, empresa para abajo, fábricas, mercados emergentes, señores con corbatas transparentes, gerentes descompensados, se van las mañanas. Y las tardes. Incluso las noches en vigila, insomnio y nervios.
Ya, no llores, lo sé, un sin vivir. Es duro, niña rubia de ojos azules como tu mar (va, mucho más bonitos, dónde va a parar, en serio, no conozco ojos más bellos que los tuyos), es duro ganarse la vida, mileuristas unidos jamás serán vencidos (creo que ya lo están).
Pues eso, aibalahostia, que estaba yo trabaja que te trabaja y que no tenía minutos libres para soñar, que no ubicaba lo que decías. Ya. Es complejo ¿sabes? mucho, se mezclan demasiadas emociones, expectativas, incluso sueños.
...
...
Sí, eso también. Mucho. Muchísimo
...
...
Bueno, todo se andará. Empezamos otra vez.
Dime -alto y claro- intenciones, fechas, lugares, tiempo, quién más, dónde, etc. Y el resto vendrá por añadidura.
A veces.- muchas últimamente- se me va, se me va mucho. Debe ser la edad. O algo que tomo.
Declaración: te quiero, mucho, lo sabes.
Y más: déjate de rollos y ven.
Si es que los magnolios son propicios.
Te beso hasta el éxtasis (tuyo y mío)
Pedro.
Por lo que a mi me toca (que, por cierto, no me toca nada, pero cargo con el mochuelo), humildemeeeeeeeeeeeeente, afirmo, rubrico y pongo las pólizas donde haga falta que propicio lo que falta haga.
Eso sí, aviso a los propiciantes que el éxtasis primero crea adicción y luego (múltiples) síndromes de abstinencia.
Esto...Magnolio...disculpe, ¿nos conocemos? ¿viene usted mucho por aquí? ¿estudia o trabaja? ¿en su casa o en la mía? ¿va o viene? Bah, qué importa, esta humilde página se honra con su regreso arbóreo (el otro nunca se ha ido), con sus propicias proposiciones de encuentros en la oscuridad –o así-, que está el invierno muy frío y las madrugadas más. O menos.
Beso sus dedos delicados. Y los otros.
Guapa.
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