La inquietud de Parker
Detail on a painting of Charlemagne trying to eat Godzilla and gain his power.
Parker sabe que hay temas que interesan más que otros, es más, sabe que hay temas que no interesan a nadie, nada.
Eso no cambia que cuente lo que le pasa y lo que no le pasa.
Parker sabe que hay temas que no puede contar, que son tan suyos, tan íntimos, que no le interesa que se sepan.
Eso no cambia que él necesite sacárselo y lo disfrace, lo adorne, le añada elementos de su cosecha y lo cuente como si nada, como si le ocurriese a otro (lo peor es que se cree que no nos damos cuenta).
Parker tiene miedo a repetir imágenes, errores, sonidos, lágrimas, lamentos, el ritual de soplar la tarta de cumpleaños sin invitados que aplaudan, la demencia de subirse a un taxi en Cibeles y dar vueltas por la ciudad como un novio abandonado, pensando en trepar al pretil de un puente de suicidas, entrar a un lavabo de caballeros en un bar de Malasaña y encontrar el dibujo de un corazón traspasado por una flecha y su nombre y el de Marie goteando sangre, persistir en la obstinación de añorar la fina línea de sus caderas trémulas.
Este Parker está como una cabra.
2 comments :
Me reconozco en Parker, soy una cabra más.
Tesa, yo era más cabra cuando era más joven, con el tiempo me estoy volviendo más cabrito (en el buen sentido de la palabra), En cualquier caso siempre conservando el buen humor. Gracias por venir.
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