Lluvia y nieve
Luisa Terminiello
Quizás ha llovido en exceso durante mi ausencia obligada, un beneficio sobre las piedras bruñidas por el sirimiri y el silencio de los estandartes empapados.
Debo
decir que desde el adarve solo nos despidieron los pájaros de la madrugada, un
francés airado quiso prohibirnos el ascenso y consiguió justo el efecto
contrario.
Llovía y después nevó.
Una magnífica manera de comenzar un viaje.
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