jueves, 11 de mayo de 2023

Me obstino.

 




En la obstinación de este rincón está incluida la pirotecnia, claro, los artificios técnicos, los muelles, pernos, arandelas, los tornillos de la escritura de ficción, el intento de crear, ordenar y controlar las peripecias de las emociones en los personajes fabulados.

No significa esto limitar la creatividad a lo que los demás esperan, la propia voluntad de expresión a la voluntad de los demás, a su tolerancia. He dejado mensajes en las hendiduras de las rocas, en la corteza de los árboles, bajo el ala de un jilguero, entre los labios de desconocidas, aventándolos al amanecer con sombras tendidas y misteriosos movimientos bajo la maleza (no sé si alguien los ha leído).

Con todo es prácticamente imposible la originalidad, todo está dicho, el invento está patentado, solo queda intentar atalantar, tomar una posición ética, ponerse en el lado que corresponde, opinar, declarar, esto es lo que digo, lo que imagino, así, ampararse en la mutua comprensión a pesar de las diferencias de enfoque, culturales incluso, de gustos, dejarlo ir.

Y evitar las piedras de los enemigos.

4 comments :

María dijo...

La magia de la creatividad es que se la deje campar libre como un caballo salvaje sobre la pradera verde de la imaginación y ahí, tú
estás en tu elemento, así es que deja que salten los muelles, pernos, arandelas y los tornillos por los aires y tú a lo tuyo ; )

Un abrazo!

Maia dijo...

Me gustan esos lugares donde han ido a parar los mensajes, alguno llegará a destino.

Pedro M. Martínez dijo...

María beber según qué, el humo, algunos hongos, también genera creatividad. Una vez, hace algún tiempo, conseguí hablar conmigo mismo frente a un espejo (me hablaba y me contestaba, sin quitarme la palabra), a continuación imaginé un poema, el más profundo, ingenioso, íntimo que haya pasado por mi cabeza nunca, lástima que mi estado no me permitía escribirlo, se perdió. Esas cosas pasan, se te salta una arandela y te quedas muñeco. Ya ves, qué historias.
Otra. He hecho el Camino de Santiago tres veces, en el primero se me ocurrió ir dejando papelillos con mis poemas. “He dejado mensajes en las hendiduras de las rocas, en la corteza de los árboles, bajo el ala de un jilguero, entre los labios de desconocidas, aventándolos al amanecer con sombras tendidas y misteriosos movimientos bajo la maleza (no sé si alguien los ha leído). Pues sí, sí los leía alguien. Un día, al final de la jornada, en un albergue, hablando con un chico argentino y su pareja me comentaron que estaban haciendo un documental sobre el Camino, que el hilo conductor era unos poemas que iban encontrando entre las piedras, en los árboles, etc. Me hizo ilusión, no les comenté que los había escrito yo ¿Ves? lo mismo ahora era famoso. No se puede ser humilde (por eso no los soy)
Un abrazo.

Pedro M. Martínez dijo...

Maia alguno de mis mensajes llegó a un destino, no sé si a su destino pero dio pie a una historia que si te la cuento no te la crees. O sí.

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