Alecos Fassianos
Alecos Fassianos
¿Qué te da ella que no te doy yo? Grité, unos minutos antes de dejar su maleta justo sobre el ongi etorri del felpudo.
Cesé los gritos durante unos minutos, ya estaba todo dicho. Las vecinas esperaban tensas, expectantes detrás de sus puertas blindadas, nunca se había oído tal alboroto en aquella comunidad.
Al rato volví a abrir la puerta y dejé una gabardina marrón sobre aquella maleta. Por si llueve, cabrón- dije, volviendo la cabeza.
Paco bajó las escaleras, silbando. Llevaba la maleta en una mano, la gabardina doblada sobre el hombro derecho. La verdad que el tío era más chulo que un ocho.
-Buenos días doña Julia- dijo frente la puerta del segundo derecha.
-Con Dios, Karmele- dijo acercándose a la mirilla del primero izquierda.
Frente al portal le esperaba un taxi blanco, entró, se acomodó junto al conductor y el coche se perdió enseguida en el denso tráfico donostiarra.
Charo, ¿le has vuelto a ver?-me pregunta Anita.
Nunca más. Y de aquello han pasado cuatro años.
Pues vaya historia- concluye mi amiga del alma.
…Durante un tiempo escribí de amor.
Luego escribí sobre el dolor.
Ahora el hastío llena mis horas.
Pasan los días como grandes pájaros…
5 comments :
Eso nos pasa un poco a todos...
Besos.
Ay noooooo...que tristeza
( aunque me estoy riendo)
Moony-A media luz ¡oooooh, qué alegría! Estás bien, viva. Gracias por venir. Pero disiento, a mí nunca me ha pasado eso, ni como sujeto paciente ni como sujeto activo. Y espero que no me pase ninguna de las dos cosas. Un beso.
eli mendez parece que no se me da bien escribir cosas graciosas pero, ya ves, lo intento
y cuando escribes serio tienes una lectora desubicada que se rie
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