Libros ilustrados Bruguera
No
tiene sentido esta canción de viernes, esta carrera que un día fue veloz, la
indecencia de querer y no poder, esta piel de lobo que me deja las pantorrillas
al aire de una risa, no recuerdo la letra del cieno y del ajo, de los cangrejos
y la virtud, toi et moi, esta es una escritura peligrosa pero ¿qué más da?, yo
tampoco me leo, como en aquella colección de libros ilustrados de Bruguera, una
mezcla de mal comic y nada de nada. Quizás si tarareo…
11 comments :
De pequeña me gustaban esos libros, porque tenían imágenes, después ya me pasé a los libros de Enid Blyton, que me dieron las mejores tardes de mis 10-12 años, incluso de los 13. Luego cambiaron las cosas poco a poco y había que ir a Pozas. Vaya rollo.
Y sin darme cuenta me encontré con García Marquez y su Macondo y así, así...hasta hoy.
Antes me daba coraje dejar un libro sin terminar, ya no. Si no me gusta, lo dejo.
Llega un momento en que todas las pantorrillas dan algo de risa, no es malo, es el tiempo.
Un beso.
Moony-A media luz por lo que dices seguro que cuando yo iba a Pozas tú eras de “las mayores” (jijiji). Esos libros de Bruguera, reconociendo su buena intención, no me gustaban porque no eran ni una cosa ni otra y condensaban los originales de una forma que leídos hoy serían irreconocibles. Cien años de soledad son palabras mayores. Enid Blyton era de chicas, yo me leí todo Guillermo y de ahí pasé a cosas serias. En Garellano descubrí a Cortázar y me dio vuelta la cabeza, Rayuela es mi libro de cabecera. Ahora dejo muchos libros sin terminar, me cuesta encontrar el que me enganche.
Ah, tengo unas pantorrillas preciosas (eso dicen) aunque la derecha está recuperándose de una operación de la semana pasada (nada serio y me han dicho que me quedará una cicatriz preciosa).
Un beso grande.
Anda que para leer Guillermo...tienes que tener muchos más años que yo. Y Garellano...
Moony-A media luz jajajajajajajaja.
Ay, vamos a disfrutar de este viento sur que nos deja la cabeza p´allá (lo de dentro, digo), que os despeina, del calor insólito en noviembre, de las inmensas ganas de ser felices a pesar de todo. Un abrazo sincero lleno de cariño.
Hay días que el querer y no poder es una rutina odiosa. Por suerte son los menos.
Besos.
Tuve un montón de esos de niña, y me encantaban. Los recuerdo con cariño porque forman parte de los que me hicieron lectora, aunque ahora no soportarían una relectura.
Saludos.
Devoradora de libros hay muchos días de querer y no poder, siempre en función de lo que quieras, también de lo que puedas o no puedas. Me estoy acostumbrando a la rutina de no desear (otro día especifico que no deseo). Besos.
ILONA te voy a decir una cosa, me los leería todos otra vez si pudiera volver a ser niño pero creo que no puede ser. Que le vamos a hacer. Seguimos leyendo (nos)
Los di todos a una biblioteca de mi barrio en las Valencias...
Y no creo que nadie los lea hoy... no sé dónde acabarán.
Conservé sólo uno que me regaló mi padre antes de tirarme en la cama el tocho que me esperaba...
El Conde de Montecristo.
Al verlo, confieso que es la primera y única vez que me hice la señal de la cruz... pensé que no lo acabaría en la puta vida.
Y jo, fue que no, supuso el comienzo de mi amor incondicional por los Tochos y hasta día de hoy.
Hay qué ver!!!
No somos ná.
LA ZARZAMORA ahora nadie quiere libros, los regalas y los tiran a la basura. Soy bastante de tochos. El último que me costó terminar fue el 2666 de Roberto Bolaño (pero lo terminé. En su honor).
Yo los libros me los comería (solo los que me gustan) pero debo decirte que hoy se publica demasiado y me cuesta encontrar algo que me entusiasme.
Y somos algo, tú y yo amigos (hasta que vengas a ver la Mamá araña de Bourgeois)
Beso arácnido.
I enjoyed very much your mind, I still do, maybe even more.
Gracias mi viejo joven amigo.
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