viernes, 18 de enero de 2019

Solo el amor y la muerte cambian todas las cosas




Seguro que es algo común y no tiene sentido contarlo.

Pero me pasa.

Escribir tiene algo de terapéutico, algo de misterio, necesidad de compartir imaginación y sentimientos, también algo de técnica y mucho trabajo.  La inspiración no existe.

Me ocurre ahora que he empezado a escribir sobre una emoción que me transita, contarlo para mañana (este blog no tiene otra pretensión que eso, escribir lo de mañana) y se me ha insubordinado el texto, me puede, me increpa, ¿qué dices? –me dice -.

Y lo miro, lo remiro, intento cambiarlo, llevarlo para un lado y él, obstinado, me lleva para otro, me puede, me vence, me obsesiono, dejo una frase, la cambio, no avanza, estoy empantanado.

Lo peor es que estoy colgado de algo concreto que me inquieta, me preocupa, quiero decirlo y no sé cómo hacerlo para que no (me) parezca que lo digo.

Aquí estoy, mirando esas escasas cinco líneas. 


2 comments :

ybris dijo...

Te entiendo.
Mucho.
A mí hoy también hay algo que me fuerza a decírtelo: No es justo que te lea siempre sin que alguna vez te lo agradezca.

Pedro M. Martínez dijo...

Un abrazo, Ybris, muchas gracias.

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