Tiburón
Sin que sirva de precedente, este soy, desnudo bajo el agua verde, defendiéndome con puntiagudos pero escasos medios de lo irremediable, del escualo del mal, del brutal ataque del tiburón enigma, sus dientes de cuchillo y navaja barbera rasgarán mis últimas esperanzas, mi fe, mis carnes morenas. Para colmo –como podéis ver – el pulpo me sujeta la pierna con tentáculos de tentación , las anémonas se mecen, ríen, adorno de flores submarinas en el fondo del mar del pecado. Sin oxígeno, sin tritones que me auxilien, sin sirenas del boca a boca, no tengo remedio.
Para mí que de esta me ahogo.
Con lo bien que nadaba.
Socorro, Pamela.
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